sábado, 13 de abril de 2019

Excursión a Alcañiz

    Con un sol resplandeciente, en una mañana de abril, salimos, muy temprano, rumbo a Alcañiz.
    Durante el trayecto, la guía nos fue explicando algunas particularidades de los pueblos por los que íbamos pasando. Cerca de la carretera queda el cabezo de Azaila, lugar en el que se encuentra un yacimiento arqueológico correspondiente al pueblo íbero. También conocimos de dónde proviene la palabra Alcañiz; según parece proviene de una palabra árabe que significa lugar donde hay cañas,por su abundancia en la Edad Media. Supimos que fue reconquistada a los árabes por Ramón Berenguer IV que, para repoblarla y como defensa hizo que se instalaran allí los Caballeros de la Orden de Calatrava. Después, su hijo Alfonso II hace que se construya el castillo en lo alto de una colina desde donde se divisan muchas leguas en derredor. Constituía una magnífica defensa para toda la zona. Durante la guerra de la Independencia, la ciudad sufrió un fuerte asedio quedando destruido un tercio de la población. En las guerras carlistas, también le tocó su parte por estar cerca del Maestrazgo donde el general Cabrera tenía su Cuartel General. En la Guerra Civil tuvo que soportar bombardeos del bando nacional porque el Bajo Aragón, de tendencias izquierdistas, se había constituido en una cierta autonomía , gestionando sus propios intereses colectivos, debido a que varios profesores de una Institución Libre de Enseñanza, de Barcelona, fueron confinados en Alcañiz y allí implantaron sus métodos educativos. Uno de estos profesores fue fusilado al terminar la contienda y otros represaliados y presos durante años.
    Después de una breve parada en Híjar llegamos a nuestro destino alrededor de las diez y media.
    El autocar nos dejó en la parte baja de la población y ya nos esperaba otra guía. La primera visita programada era al Palacio del Comendador, hoy Parador Turístico de la Concordia, llamado así porque, antes del Compromiso de Caspe, se reunieron aquí los compromisarios que después elegirían como rey de Aragón al infante castellano Don Fernando de Antequera.
    El castillo está rodeado de una zona amurallada, con almenas y aspilleras. Se accede al interior por una puerta con arco de medio punto. Por un portón entramos al edificio, a un patio-jardín, antiguo patio de armas. Por allí pasamos a la iglesia románica. Hoy se utiliza como sala de conferencias u otros usos culturales. Tiene una sola nave cubierta con bóveda de cañón, ya un poco apuntado. Es toda ella de piedra, construida a finales del siglo XII. La puerta es románica con el ajedrezado jacetano y otras decoraciones vegetales en las arquivoltas. Los ventanales se abren en el muro sur, con arcos de medio punto sostenidos por pares de columnas, cuyos capiteles son lisos y en algunas aparecen unas caras humanas, toscamente trabajadas. En la cornisa del muro norte aparece, de trecho en trecho, la cruz de los calatravos. En el muro norte, bajo un arco solio está el sepulcro de Don Juan de Lanuza, Comendador de la Orden. Es de alabastro y es obra de Damian Forment. De alabastro están también cubiertos los vanos de los ventanales. Es un material abundante en la zona, fácil de trabajar.
    La torre del Homenaje consta de una parte románica:el atrio. Después continúa gótica.
el atrio de la iglesia presenta unas pinturas románicas. En un principio estaban todas las paredes y la bóveda pintadas. hoy sólo se conservan algunas muy deterioradas. Hay que tener en cuenta que los franceses utilizaron este lugar como cocina por lo que la techumbre está muy oscura. Aún se puede ver -o imaginar- en lo alto una batalla entre moros y cristianos. Más abajo podemos ver pinturas de motivos religiosos como la Santa Cena, la Anunciación, Visitación de la Virgen, Juicio Final y, a un lado, María Magdalena, a quien estaba dedicada la iglesia. En un ángulo aparece la cabeza de un moro, sacando la lengua, en dirección a las figuras religiosas. En una columna aparece la cabeza monstruosa de un demonio devorando a un hombre diminuto.
    Por una escalerita subimos a la parte superior de la torre. Es una estancia cuadrada con un ventanal gótico en el muro sur y dos arcos apuntados para sostener la bóveda. Aquí nos encontramos con pinturas murales góticas de tipo histórico.Está la línea divisoria por la cual se repartían la península los reinos de Aragón y Castilla, sin importar quién hubiera conquistado las plazas. Aparece también la conquista de Valencia por los aragoneses, con el rey  Jaime I al frente; se conoce que es él porque lleva las barras en la armadura, el escudo y en la gualdrapa del caballo. También aparecen muchos caballeros calatravos con la cruz de la Orden. Aparece también el viaje que Jaime I hizo a Burgos con ocasión del matrimonio de su nieto Fernando, hijo de Alfonso X, con Doña Blanca, hija del rey de Francia.Está representada, también, la leyenda francesa de los tres caballeros muertos. Los arcos aparecen decorados con pinturas de cortejos militares, aludiendo al Tratado de Almizra. En el entredós de uno de los arcos aparece un calendario -casi completo- con figuras que representan las faenas agrícolas y lo más representativo de los meses del año: siembra, siega trilla, vendimia, matanza, etc. Las pinturas que se conservan son de gran calidad. El artesonado primitivo prácticamente ha desaparecido.
    El claustro es rectangular, muy sobrio. de comienzos del gótico. con arcos apuntados apoyados en pilares desde el suelo. Aquí se enterraba a los comendadores. Hay algunos sepulcros, en piedra, sin adornos. Se sabe el titular por las inscripciones. Quedan algunas pinturas muy deterioradas: el arcángel San Miguel con la espada venciendo al dragón, un Calvario y la Virgen de la Leche. En los bajos del Ayuntamiento se conservan algunas pinturas como la Rueda de la Fortuna, que simboliza la vida. En el círculo central figura un rey sentado en su trono y en los bordes cuatro figuras humanas: la de la derecha, ascendiendo, la de arriba, en su cénit, la de la izquierda, cayendo y la de abajo, totalmente horizontal. Van acompañadas de las leyendas: Regnabo, Regno, Regnavit y Sum sine regno.
    Desde el castillo parte una serie de pasadizos subterráneos que van a parar a las casas importantes y al río. En caso de asedio, los caballeros podían salir a pedir socorro y abastecerse de agua del Guadalope. También servían como almacen de mercancías y para tener reserva de nieve. Ésta tenía mucha importancia como medicina y se empleaba mucho para bajar la fiebre a los enfermos, en contusiones y otros menesteres por lo que era necesario tener una buena provisión. En el invierno se almacenaba para todo el año.Se trasportaba en carros  y se echaba por unos orificios llegando hasta la nevera. Para conservarla se echaba una capa de paja, después una buena cantidad de nieve que se apisonaba con unas mazas, otra capa de paja, otra de nieve y así sucesivamente. Era tan importante que la persona encargada de la nieve tenía que vivir allí y estar disponible a cualquier hora. Existen unas pesas de piedra que se usaban para pesar este producto. Hay una red de estos pasadizos por toda la población. Nosotros entramos por la Oficina de Turismo y, acompañados por el Concejal correspondiente salimos por el Ayuntamiento. en la Plaza de España.
    En esta plaza están situadas la Casa Consistorial, la Lonja y la iglesia de Santa María la Mayor, antes Colegiata.
    El Ayuntamiento tiene una magnífica portada renacentista, en tres pisos, el segundo de los  cuales tiene frontones sobre los ventanales. La planta superior tiene arquillos y un doble alero, típico aragonés.La fachada evoca a los humanistas alcañizanos más insignes recordando que aquí estuvo una escuela de humanismo muy importante.
    La Lonja es un edificio gótico con tres arcos ojivales, dos de ellos con adornos de crestería. Cobijan una logia. Aquí no tenían lugar los mercados sino los tratos más importantes y las oficinas de la institución. El mercado, propiamente dicho, tenía lugar bajo los porches de las casas de enfrente. Encima de la arquería se ha colocado otra planta más moderna con arcos para igualar la altura del Ayuntamiento con el que forma ángulo.
    En la misma plaza de España está la iglesia de Santa María la Mayor que primitivamente fue gótica pero de este estilo sólo se conserva la torre campanario y la capilla de la Soledad que correspondería a un brazo del transepto. Hoy está remodelada. Esta capilla es de gran devoción para las gentes de Alcañiz. En el altar, bajo un baldaquino, similar al de la Virgen del Pilar, salvadas las distancias. alberga a la Dolorosa al pie de la Cruz. En los laterales. unas hornacinas contienen esculturas relativas a la Pasión y en otras partes  de los muros, altorrelieves con escenas de la Semana Santa, tan famosa en el Bajo Aragón. En Alcañiz la Semana Santa tiene sus características que varían de otras de la zona, por ejemplo no se utiliza el bombo ni hay "rompida de la hora" pero sus procesiones gozan de gran prestigio. Lo más monumental de esta iglesia es su portada barroca con grandes columnas dentro de un monumental arco que alberga esculturas importantes como la de San Vicente Ferrer, uno de los compromisarios.
    Después de la visita nos invitaron a degustar los productos típicos de la zona y seguidamente pasamos a comer al restaurante  acordado. Una comida de convivencia con todos los excursionistas y seguido, tiempo libre que aprovechamos para visitar un parque próximo en el que se encuentra la famosa fuente de los 72 caños que, según nos enteramos después el agua tiene muchas propiedades.
hicimos un pequeño recorrido por las calles próximas y pudimos ver un edificio -en muy mal estado- y que un amable vecino nos informó que se trataba del palacio de la Inquisición. Callejeamos por el dédalo de callizos estrechos y empinados que constituyen el casco antiguo de la ciudad. Al lado del puente sobre el Guadalope está el moderno edificio de las Denominaciones de Origen.
    El tiempo cambió amenazando lluvia por lo que emprendimos el regreso, haciendo un alto en La Estanca. Dejamos el autobús y dando un paseo nos dirigimos por la orilla hasta el Monumento al Tambor. Pero al llegar empezó a llover por lo que tuvimos que sacar los paraguas y, a toda prisa, volver al autobús. Ya no hubo más novedades. Cansados pero satisfechos de haber pasado un día agradable regresamos a nuestro destino en el tiempo programado.