jueves, 21 de junio de 2018

Primeros recuerdos

    Es muy difícil saber cuáles fueron nuestros primeros recuerdos ya que esas imágenes que tenemos en el cerebro y que nos parecen tan nítidas es muy probable que sean recuerdos ajenos y que, al haber oído tantas veces los relatos que de ellos nos han hecho personas cercanas, han ido formando dentro de nosotros unas imágenes que nos parecen reales y que, tal vez, no lo sean.
    Hecha esta salvedad, lo primero que creo recordar de mi infancia es una mudanza y una niña subiendo una cuestecita con un gatito en brazos. Nací en casa de unos tíos con los que se había criado mi padre, huérfano desde niño. Como no tenían hijos y la tía se encontraba enferma, cuando se casó se quedaron a vivir con ellos y allí vinimos al mundo los tres hijos mayores. Cuando murió la tía, el matrimonio quiso independizarse comprando una casita en el pueblo. Esta mudanza es mi primer recuerdo o lo que a mí me parece que fue, ya que tendría poco más de tres años, una edad harto temprana para que pueda recordar nada con fidelidad.
    Más adelante, eso ya no es ficticio, me ha quedado en la memoria cuando la luz eléctrica llegó al pueblo. Veo a los operarios subidos en grandes escaleras tendiendo los cables por las calles y colocando en las esquinas las palomillas para el alumbrado público. Tendría cinco años cuando sucedió y constituyó una fiesta para todos. En procesión, todo el pueblo se llegó hasta el transformador, situado a la entrada de la población, para bendecirlo. Después, en la iglesia, el sacerdote dirigió unas palabras a los fieles dando la bienvenida al progreso. Cuando regresamos a casa todo era darle a las llaves para ver cómo funcionaba aquello tan novedoso. Las bombillas eran de 25 ó 30 watios pero nos parecía una maravilla todo. La verdad es que aquellas instalaciones eran tan precarias que, cuando soplaba el viento, los postes, de madera, se caían y mientras se arreglaba la avería se pasaba una semana sin luz eléctrica. En mucho tiempo no se pudieron arrinconar los candiles, quinqués y petroleros que tantos denuestos habían recibido el día de la inauguración. Los primeros aparatos eléctricos que hubo en casa fueron un cazo para calentar agua y la plancha, desterrándose aquella de brasas que pasó a ser objeto decorativo. Poco después de semejante acontecimiento nació otra hermanita. Este recuerdo es más nítido, sobre todo la tos ferina que pasó cuando aún no tenía un año. Entonces no se vacunaba a los bebés y había que sufrir todas las enfermedades que, afortunadamente, hoy, en nuestro mundo han pasado a la historia. Me refiero a la poliomielitis, sarampión, varicela...y cómo no, la tos ferina. ¡Qué poco valoramos las vacunas!. Nos han librado de tantas enfermedades... Da pena pensar que haya países en el mundo donde todavía sea como un lujo y no lleguen a la población infantil.
    Era angustioso verla toser; cada vez que tenía que tomar el alimento, se ponía amoratada hasta que lograba romper y...hasta el próximo acceso. Mi madre no sabía qué hacer, recurriendo a todos los remedios que alguna vecina con buena voluntad le recomendaba, por más estrafalarios que pareciesen. Así, alguien le dijo que la niña se curaría pasando siete veces por el puente del Duero y, sin pensarlo dos veces acudió hasta el puente más próximo y con su hija en brazos, paseándola, arriba y abajo, hasta siete veces, a lo largo del puente. Naturalmente aquello no sirvió de nada.
    Aquel año tocó el Gordo de Navidad en el pueblo. Sólo había un aparato de radio en una casa y allí se concentró una buena parte de los vecinos para escuchar la retransmisión. Cuando salió el Gordo, algunos de los presentes llevaban participaciones y el alboroto que se armó, indescriptible. Un grupo harto escandaloso corrió para dar la noticia al que había repartido la lotería que, ajeno a todo, se encontraba trabajando en su oficio de herrero. Su mujer se percató de que iban a buscarlo y lo que pensó, dado que la guerra aún estaba reciente, es que lo buscaba la Policía, por lo que asustada envió recado a su marido para que se escondiese. El décimo había sido comprado en Madrid, en la Administración de Doña Manolita y fue llevado al pueblo por un amigo del comprador que se lo enviaba a sus padres.Estaba muy repartido y sirvió para tapar muchos "agujeros".
    A mis padres también les tocó un "pellizco". La vivienda que habían comprado era vieja y necesitaba algunos arreglos pero con lo de la lotería se animaron y, en lugar de arreglos, la construyeron nueva. No fue mucho lo que les correspondió porque sólo jugaban dos pesetas pero, en aquellos tiempos, quince mil pesetas era una bonita cantidad. Mientras duraron las obras nos tuvimos que repartir para dormir. Mi hermano y yo estuvimos en casa de la abuela. En este tiempo caí enferma con fiebres tifoideas; por eso recuerdo tan bien ese periodo de mi vida. Tuve que permanecer en cama un tiempo y después la convalecencia.
    A grandes rasgos estos son los recuerdos de mi niñez  que  han dejado más huella en mi vida, no son grandes acontecimientos que  me haya tocado vivir, sólo pequeñas cosas que han ido jalonando mi existencia.

sábado, 16 de junio de 2018

Excursión a Santo Domingo de Silos y Covarrubias

    Tuvimos que madrugar pero a las siete de la mañana ya estábamos todos en el autocar, dispuestos para emprender el viaje. El itinerario resultó muy ameno pues pasamos por toda la sierra de la Demanda, cubierta de pinos y carrascas, con unos pueblos encantadores como Hontoria del Pinar, Navaleno, San Leonardo... El paisaje, bucólico, con el verdor de esta primavera tan lluviosa. Era difícil imaginar que estuviésemos en la seca Castilla.
    Llegamos al valle de Tabladillo donde se encuentra el pueblo de Santo Domingo de Silos, célebre por su abadía benedictina. Recorrimos la villa apreciando su recia muralla y el caserío, construido en piedra de sillares, sillarejo y mampostería. Muchas de las casas lucen blasones en sus fachadas lo que nos hace pensar en la importancia que tuvo en otras épocas. Actualmente es el turismo lo que le da relevancia, encontrándose numerosos hoteles y restaurantes donde el viajero puede degustar la cocina tradicional y alojarse cómodamente. Todo al abrigo del monasterio.
    Ya en la abadía visitamos el tan celebrado claustro románico con un guía que, amablemente, nos fue explicando las maravillas y ciertos detalles que, sin su ayuda, posiblemente se nos hubieran pasado por alto.
    Es de forma cuadrangular con el pozo en el centro y en uno de sus ángulos el famoso ciprés, cantado por Gerardo Diego.  El claustro es casi todo lo que queda del antiguo cenobio ya que en el siglo XIX la iglesia fue derruida para construir el edificio neoclásico actual, obra de Ventura Rodríguez. El claustro es de dos plantas, siendo la superior más moderna. Está formado por arcos de medio punto, sostenidos por dobles columnas con capiteles historiados. El claustro bajo es obra de dos talleres que se distinguen muy bien por el tipo de columnas. En la parte más antigua las columnas tienen forma de tronco de cono y, en el resto, son cilíndricas. También la talla es de mayor calidad en la obra del primer taller. Los capiteles presentan escenas de las Sagradas Escrituras, animales mitológicos y decoración vegetal. Los ábacos y los arcos también están tallados, siendo distinta la decoración de los mismos. En los ángulos hay cuatro columnas, estando los laterales bellamente esculpidos con escenas de la Pasión, Resurrección y Apariciones de Jesús. Otro ángulo está destinado a la Anunciación y Coronación de la Virgen. La talla es de medio relieve.  La Sala Capitular ha desaparecido al construir encima una capilla donde se guardan los restos del Santo. Se conserva un tímpano bellamente decorado así como una puerta que daba acceso a la iglesia desde el claustro. En un ángulo hay una talla de la Virgen, sedente, con el Niño. Es gótica, en piedra policromada, habiéndose perdido la cabeza del Niño y una mano de la Madre que han sido sustituidas de forma que se aprecie que no son originales.
    Pasamos también a la Cilla, antigua despensa y bodega del monasterio, hoy convertida en Sala de Exposiciones. Pudimos ver, con curiosidad, la Botica con sus retortas, matraces, alambiques, morteros, botes, balanzas, en fin, todos lo necesario para preparar ungüentos, pócimas...con los que curar enfermedades en tiempos pretéritos. Es de gran valor la Biblioteca pero sólo puede ser visitada y consultada por investigadores.
    La iglesia tiene planta de cruz griega, con el crucero cubierto por una cúpula sin lucernario por lo que resulta oscura y fría. Tiene tres naves y es de una gran austeridad. Es de destacar en una capilla un número importante de grilletes de esclavos rescatados por la intercesión del Santo.
    Hagamos un poco de historia. Desde tiempo de los visigodos ya había monjes establecidos en el lugar pero en una de las razias de Almanzor quedó arrasado. Fue en tiempos de Fernando I cuando Domingo, abad de San Millán de la Cogolla, que tenía problemas con el rey pamplonés Don García, fue expulsado del reino, siendo acogido en Castilla. Con la ayuda de los reyes se reconstruyó la abadía, en estilo románico y, a la muerte de Domingo cambia el nombre del titular por el de Santo Domingo de Silos con el que ha llegado hasta nuestros días. Después de la Desamortización de Mendizábal, en 1835, los monjes tienen que abandonar el monasterio, siendo nuevamente habitado en 1880 por religiosos franceses dirigidos por Solesmes.
    Después de la visita asistimos a una misa concelebrada, pudiendo disfrutar,acto seguido, escuchando el canto gregoriano de Completas por los monjes benedictinos que guardan como un tesoro en todos sus actos litúrgicos. Tienen grabados varios discos que están a la venta.
    A la hora de la comida nos dirigimos a un hotel donde nos prepararon un menú casero que fue del agrado de los comensales, disfrutando de la convivencia y la amistad de todos, salpicada de pequeñas incidencias que siempre ocurren y que ponen la pimienta en todos los actos.
    Por la tarde debíamos visitar Covarrubias, la Cuna de Castilla, como se la conoce a esta villa burgalés. Seguimos el valle del Arlanza, en cuyas márgenes está situada. Callejeando llegamos hasta las murallas y el Torreoón de Fernán González. torre defensiva de cuatro cuerpos a los que hay que subir utilizando una escalera de mano que después se retira por lo que, añadido al grueso de sus muros, en la Edad Media era una posición inexpugnable. Tiene aspilleras y matacanes. Se llama también Torre de la Emparedada porque allí tuvo el Conde recluida a su hija por mantener relaciones amorosas con un pastor.
    Vimos también la iglesia parroquial de Santo Tomás que conserva una escalera plateresca y un órgano de una sonoridad extraordinaria. Bajo sus naves tiene interesantes retablos y una pila bautismal del siglo XII.
    La Colegiata de San Cosme y San Damián, del siglo XV, posee el órgano más antiguo de Castilla. Tiene tres naves góticas. En el claustro se pueden ver sarcófagos muy interesantes que contienen los restos de  personajes ilustres castellanos.
    La puerta del Adelantamiento de Castilla se construyó por orden de Felipe II. Tiene un arco-puerta en el centro y cuatro contrafuertes en los lados más largos del edificio. En la parte superior, en el centro, está situado el escudo del rey con el collar del Toisón de Oro. Hoy es una biblioteca y el Centro de Información y Turismo.
    Paseando por sus calles admiramos su arquitectura tradicional con casas blasonadas como la que perteneció al Obispo Peña que ejerció su ministerio en tierras del Nuevo Mundo, o la de de Doña Sancha. Vimos también cruceros y el Rollo Jurisdicional, donde se ajusticiaba a los reos y que nos indica que la villa tenía potestad para ejercer la Justicia.
    El Palacio de Fernán González acoge hoy al Ayuntamiento. De su edificio antiguo sólo queda un arco románico.
    En un jardín, cerca de la Colegiata, hay una escultura en bronce de la princesa Cristina de Noruega. Esta princesa vino a Castilla para casarse con Alfonso X, el Sabio, ya casado con Doña Violante de Aragón pero, al no tener descendencia, decidió repudiarla y contraer nuevas nupcias. Pero al llegar la Princesa se encontró con que la reina estaba embarazada. Como no podían romper los tratados con el rey Haakon le dieron a elegir entre los dos infantes hermanos del rey. Eligió a Don Felipe con quien casó pero a los cuatro años murió en Sevilla, de melancolía. Fue llevada a Covarrubias reposando en un mágnifico sepulcro, en el claustro de la Colegiata.
     Covarrubias ha dado a la Historia personajes ilustres en muchos  campos del saber, delas artes, de las armas y numerosos prelados a la iglesia.
      Además de su historia, la Villa ha sabido conservar su arquitectura tradicional, su riqueza patrimonial, contándose como uno de los pueblos más bonitos de España. Su visita no decepcionará a nadie por su encanto.
     Se hizo la hora del regreso, todo toca a su fin. Por el Valle del Arlanza volvimos a Zaragoza. Aún pudimos ver las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza que tanta importancia tuvo en la historia de Castilla, del que solo quedan algunos muros medio derruidos.
     
   

viernes, 1 de junio de 2018

Clausura del curso 2017-2018

    Un año más, la Asociación de Alumnos de la Universidad de la Experiencia (AMUEZ) organizó el acto de clausura del curso. Con el lema "Aún aprendo" y un autorretrato de Goya en su logotipo, la Asociación se preocupa de que todo salga bien por lo que los alumnos le debemos nuestro agradecimiento a las personas que, de forma altruista, colaboran en ella.
    El Aula Magna "Ramón y Cajal", de la Facultad de Medicina, nos acogió en este acto que cada año resulta más entrañable porque vamos conociendo a más gente y es el último del curso que, según muchas opiniones, se nos pasó en un suspiro, casi sin enterarnos. Es verdad eso que dicen que con la edad el tiempo parece que vuela. Ahora a esperar que llegue septiembre y nos podamos reunir todos en el Paraninfo para empezar un nuevo curso con la misma ilusión, la misma curiosidad y las mismas ganas de aprender que tanto admiran los profesores que nos imparten las clases.
    Presidieron el acto las autoridades académicas, con nuestro Director, que se despidió del cargo y el Presidente de AMUEZ.
    La lección magistral estuvo a cargo del profesor Sarasa y versó sobre la figura de Alfonso I El Batallador, por celebrarse este año el Noveno Centenario de la conquista de Zaragoza, en manos de los reyes de taifas almorávides, por las tropas cristianas, al mando del rey aragonés. Este rey no sólo conquistó Zaragoza sino todo el valle medio del Ebro, con las plazas de Tudela, Tarazona y, después en 1120, Calatayud y Daroca.
    Alfonso I fue uno de los reyes más importantes de la Corona de Aragón. Hijo de Sancho Ramírez  sube al trono a la muerte de su hermano Pedro I. Casa con Doña Urraca de Castilla, que era viuda y con un hijo, Alfonso VII. Esta unión no dio los resultados que se esperaban, los caracteres eran muy opuestos, terminando por deshacerse y cada uno se quedó en sus respectivos reinos. Alfonso resulta gravemente herido luchando contra la morisma cerca de Fraga. Como consecuencia de las heridas muere sin dejar descendencia y con un testamento muy polémico. El rey dejaba sus territorios a las Órdenes Militares: Templarios, Hospitalarios y Caballeros del Santo Sepulcro. La nobleza aragonesa no aceptó estas disposiciones y buscó otra solución llamando a Ramiro, hermano menor del rey  que era monje en un monasterio del sur de Francia. Había que buscar también una esposa fértil para el nuevo rey, que pudiera darle descendencia. Esta fue Doña Inés de Poitou que era viuda y tenía ya hijos de un anterior matrimonio. De su unión nació una niña, Doña Petronila que, según las leyes de Aragón no podía reinar pero sí transmitir la potestad a sus hijos. Enseguida se le buscó un marido y, cuando sólo contaba un año de edad, se firmaron los esponsales en Barbastro, con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. Al cumplir Petronila los 14 años, se hizo efectivo el matrimonio y de esta unión nacería Alfonso II que heredó la Corona de Aragón y el Condado de Barcelona.
    Todos estos sucesos están narrados en multitud de documentos y en las crónicas. Estas crónicas no siempre son objetivas y difieren mucho si nos atenemos a las de Castilla o a las de Aragón. Sin embargo los historiadores tienen que saber leer entre líneas para saber qué es lo que ha querido decir el cronista y qué ha querido ocultar y así averiguar la verdad. Las crónicas de San Juan de la Peña, Guillermo Zurita y otros muchos documentos de la época nos dan información sobre los hechos.
    El Batallador es una de las figuras más destacadas de la Corona de Aragón, junto con Jaime I, PedroIV y, desde luego, Fernando II.
    El orador recibió la ovación de los asistentes.
    A continuación se procedió al reparto de los premios de los concursos de fotografía y relatos que convoca la Asociación y que, como en ediciones anteriores, hubo muchos participantes.
    Dos compañeros, integrantes del grupo de Teatro nos ofrecieron su actuación que con su humor y buen hacer nos deleitaron a todos. Todo amenizado por la música de violín que interpretó otro de nuestros compañeros y que, aunque tuvo la desdicha de la rotura de una de las cuerdas del instrumento, recibió una gran ovación en premio a su buena voluntad.
    La clausura terminó con un "Vino aragonés" en la cafetería de la Facultad de Ciencias, acto que sirvió para afianzar la amistad y camaradería entre todos los alumnos, deseándonos un feliz verano y un  1HASTA SEPTIEMBRE!

jueves, 31 de mayo de 2018

Concierto sinfónico en Soria

    El domingo 27 de mayo pudimos asistir a una celebración  snfónico-datequética en la iglesia Concatedral de San Pedro, en Soria. A tal evento acudieron más de 5.000 personas, procedentes de Aragón, Navarra, País Vasco, Valladolid, Burgos, Valencia, de otros lugares de España
 y algún grupo del extranjero. Como en el interior del templo el espacio era claramente insuficiente, se habilitaron zonas en el exterior y el claustro, con pantallas, para que todos pudiésemos seguir el acto de forma cómoda. El interior de la iglesia quedó reservado a las autoridades religiosas, civiles y militares y familiares de Carmen Hernández ya que el acto se realizaba en homenaje a su memoria.
    Los actos se realizaron según el programa previsto. Primeramente el obispo de Osma-Soria, Monseñor Abilio Martínez dirigió el saludo a todos los asistentes. Otro tanto hizo el Excelentísimo Señor Alcalde de Soria que quiso agradecer a todos su presencia invitando a visitar la ciudad castellana tan amada de Antonio Machado.
    Después tomó la palabra Kiko Argüello. Kiko Argüello es , junto con Carmen Hernández y un sacerdote italiano, fundador del movimiento religioso Camino Neocatecumenal, organizador de los actos. Este leonés, líder del Movimiento, es pintor de profesión pero también ha puesto música a muchos salmos de las Sagradas Escrituras que utilizan en sus celebraciones religiosas. Él es el autor de la sinfonía "El sufrimiento de los Inocentes" que fue interpretada por el Coro y Orquesta del Camino Neocatecumenal, compuesto por más de un centenar de personas, muchas de las cuales llegaron desde Italia y otras desde distintos puntos de nuestra geografía. Las edades eran muy dispares predominando los jóvenes. La dirección corrió a cargo de Tomás Hanus.
    En su alocución Kiko Argüello hizo la presentación de la Sinfonía, explicando los motivos que le habían llevado a componerla: si es para hacer el bien tiene justificación.
    Consta de cinco movimientos: Getsemaní, Lamento, Espada, Padre, perdónalos y Resurrección.
Toda la música es muy emotiva y llega al corazón. Fue muy del agrado del público que la premió, al final de cada movimiento, con reiterados aplausos. Como final, y en primicia, el Coro y Orquesta interpretó una pequeña parte de otra sinfonía de Kiko que será estrenada, Dios mediante, este verano por la Orquesta Sinfónica de Berlín.
    Con unas palabras de agradecimiento del Obispo, la bendición y el canto de Resurresit terminó el acto.
    Ya vacío el templo pudimos recorrer sus naves y admirar las bellezas que encierra. La fábrica de la Colegiata es de estilo románico, con sillares de piedra . En el centro de la fachada sur podemos ver en un nicho la escultura en piedra del titular, San Pedro Apostol, con las llaves que lo caracterizan. Tiene tres naves con capillas en los muros. Las naves están sostenidas por recias columnas que, cual palmeras, terminan en bóvedas estrelladas, anunciando el gótico. Los tres retablos mayores son de estilo barroco. En el claustro paseamos por las tres crujías que, junto con un muro, forman un cuadrilátero. Esta formado por dobles columnas que sostienen arcos de medio punto. Los capiteles son historiados, muchos de ellos deteriorados pues el tiempo y los fenómenos atmosféricos han hecho mella en la piedra arenisca.
    A las 7 de la tarde ya habían terminado los actos y, como en este tiempo, anochece muy tarde, pudimos recorrer las calles de la ciudad y admirar sus palacios y casas solariegas, sus plazas, fuentes y estatuas y dar un garbeo por la Alameda de Cervantes, el parque soriano, disfrutando de la sombra de los centenarios árboles.
    En los numerosos bares no daban abasto sirviendo raciones de torreznos que, por un día, todo el mundo se olvidaba del colesterol, y degustaba a placer.
    Pasamos un día en familia, agradable, comiendo nuestros bocadillos en un pequeño jardín, protegidos del sol´Otros, los valencianos, llevaron sus enormes paelleras, preparando su plato internacional que después comieron alegremente, regándolo con los vinos del Duero.
    Al regreso tuvimos la suerte de esquivar las numerosas tormentas de la zona y, sólo al llegar a Zaragoza vimos la lluvia, aunque ya con poca intensidad.


miércoles, 30 de mayo de 2018

Visitas de la UEZ

    Como colofón de final de curso, los alumnos de Artes Decorativas realizamos unas visitas culturales que sirvieron para ver "in situ" algunos de los temas que habíamos estudiado en clase. A este efecto visitamos el Museo de tapices de la catedral del Salvador y el Museo Pilarista.
    En La Seo pudimos contemplar la extensa muestra de tapices, algunos de dimensiones descomunales, no adecuados para las proporciones de nuestras habitaciones actuales. El guía, amablemente, nos fue informando, con gran conocimiento de la materia, sobre todos los pormenores de las piezas allí expuestas. Algunos datan de los tiempos de los Reyes Católicos. Entonces eran bienes muy apreciados y que, como las cortes eran itinerantes, eran transportados en las arcas tapiceras, allí adonde se trasladaran los reyes. Tenían funciones prácticas además de las puramente ornamentales. Tenemos que tener en cuenta aquellos palacios desnudos, con grandes salones y techos altísimos. Gracias a los tapices se podían acomodar estancias habitables, haciéndolas confortables y lujosas.
    El tapiz era algo sumamente costoso ya que necesitaba el trabajo de operarios muy cualificados. Primeramente, un pintor realizaba el motivo que luego tenía que ser pasado a otro de tamaño natural para ser reproducido en los telares. Los lizeros tenían otra dificultad y es que trabajan por el revés, valiéndose de espejos que les faciliten la tarea y ver el resultado del trabajo que realizan. Es una  labor lenta, necesitándose meses para que un operario teja un metro cuadrado. Los materiales son también muy costosos ya que se emplean hilos de lana, sedas e incluso de oro y plata. Trabajaban por encargo de las distintas monarquías europeas, de la Iglesia o de la alta nobleza que eran los que podían permitirse esos lujos. Había talleres en Arrás (Francia), en Bruselas (Bélgica) y en otras ciudades flamencas. Normalmente eran talleres familiares en los que trabajaban todos los miembros aunque también tenían asalariados. Los motivos son de tipo religioso, mitológico e histórico, en los primeros siglos aunque después tienen cabida los profanos.
    Luis XIV, el rey que impone el lujo en la corte francesa, instala en Gobelinos talleres que se dedican a fabricar toda suerte de objetos de lujo, que anteriormente debían importar. De allí paso el gusto por el lujo a todas las cortes europeas. En España, con la venida de los Borbones  se instala la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara que aún funciona en Madrid.
    En La Seo pudimos ver, entre otros, el inmenso tapiz del rey Asuero y la reina Esther. Los motivos de los tapices son narrativos y cuentan episodios de la vida de los personajes, como si fueran las viñetas de un cómic. En otros se narra la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
    Se pueden apreciar diferencias en los tapices según las épocas, siendo los más modernos más realistas en las expresiones de los rostros de los personajes, tratamiento de los ropajes, detalles... notándose la evolución lo mismo que en la pintura.
    La colección de tapices de La Seo es una de las más importantes de Europa y es una lástima que haya muchos zaragozanos que no la conozcan. En otros tiempos se usaban en celebraciones, sobre todo el día del Corpus,formándose como un pasillo por las naves por donde pasaba el Santísimo. Muchas piezas de la colección se deben a donaciones de monarcas y arzobispos, entre ellos Don Hernando de Aragón, hijo de Fernando el Católico. De algunos no se sabe la procedencia ni cómo han llegado allí. Además de los expuestos hay otros muchos recogidos en el almacén, pendientes de su restauración, pero esto es una obra muy cara y, como siempre, los fondos no dan para acometerla.
Vimos también expuestas las joyas que aparecieron en la tumba del arzobispo Don Hernando de Aragón: una cruz pectoral y dos discos que servían de sujeción de la capa pluvial. Así mismo vimos una naveta de plata y  concha de un molusco, que servía como especiero en los grandes banquetes y después  se utilizó como contenedor de incienso en las funciones litúrgicas.

    Seguidamente pasamos a visitar el joyero de la Virgen, situado en una sala de la Basílica. Aquí vimos, ordenadas por épocas, piezas de incalculable valor que han sido regaladas a la Virgen por personas devotas en agradecimiento a favores recibidos por su intercesión.
     La profesora nos explicó que el primer regalo se debió a la reina Blanca de Navarra, gracias a la curación de una enfermedad que la reina padecía y que le había pedido a la Virgen la remediase. Durante la Edad Media los aragoneses eran devotos de la Virgen de Salas y de Santa María del Portillo pero, a raíz del milagro de Calanda en el siglo XVII,aumentó la devoción pilarista.
    La joya más antigua que se conserva es una coronita de oro, regalo de Isabel la Católica. Las coronas de la Virgen y el Niño están expuestas en una vitrina. La más valiosa es una que luce en su fiesta. Es de oro con multitud de brillantes, esmeraldas y joyas de todo tipo que van fijadas a los resplandores. Al lado hay otra imagen muy valiosa, de plata, sin el Niño. Esta imagen es la que procesiona el 12 de octubre.
    Empezando por la izquierda podemos contemplar el olifante de Gastón de Bearn. Es una pieza única, de marfil tallado en toda su extensión, talla magnífica que reproduce los trabajos de Hércules. Hay también libritos de devoción, pinjantes que llevaban las damas prendidos del vestido, así como también algunos retabitos que contenían reliquias. Hay joyas del Renacimiento y del Barroco, con perlas barrocas, más grandes y de distintas formas. En otras vitrinas hay alhajas como pendientes, collares, anillos, pulseras, prendedores etc. Podemos apreciar también otros objetos de devoción como rosarios o relicarios en materiales nobles. En la última vitrina están expuestos los regalos de las distintas personalidades que, en los últimos tiempos han visitado el Pilar y han dejado su ofrenda. También pueden verse algunos mantos de la Virgen pero, en su mayoría, están en una exposición aparte.
    A principios del siglo XVIII había una gran colección de joyas de incomparable valor. Algunas de ellas fueron llevadas a Francia en tiempos de la Guerra de la Independencia que fueron entregadas a cambio de que se respetase el templo. En 1860 se organizó una subasta a nivel internacional para conseguir fondos y poder terminar las obras de la Basílica, que ya se prolongaban mucho. Por esta razón muchas de estas joyas se encuentran repartidas por muchos museos importantes del mundo. Algunas fueron compradas por devotos que después las restituyeron al joyero pilarista. En esta subasta no se incluyeron las coronas.