sábado, 16 de junio de 2018

Excursión a Santo Domingo de Silos y Covarrubias

    Tuvimos que madrugar pero a las siete de la mañana ya estábamos todos en el autocar, dispuestos para emprender el viaje. El itinerario resultó muy ameno pues pasamos por toda la sierra de la Demanda, cubierta de pinos y carrascas, con unos pueblos encantadores como Hontoria del Pinar, Navaleno, San Leonardo... El paisaje, bucólico, con el verdor de esta primavera tan lluviosa. Era difícil imaginar que estuviésemos en la seca Castilla.
    Llegamos al valle de Tabladillo donde se encuentra el pueblo de Santo Domingo de Silos, célebre por su abadía benedictina. Recorrimos la villa apreciando su recia muralla y el caserío, construido en piedra de sillares, sillarejo y mampostería. Muchas de las casas lucen blasones en sus fachadas lo que nos hace pensar en la importancia que tuvo en otras épocas. Actualmente es el turismo lo que le da relevancia, encontrándose numerosos hoteles y restaurantes donde el viajero puede degustar la cocina tradicional y alojarse cómodamente. Todo al abrigo del monasterio.
    Ya en la abadía visitamos el tan celebrado claustro románico con un guía que, amablemente, nos fue explicando las maravillas y ciertos detalles que, sin su ayuda, posiblemente se nos hubieran pasado por alto.
    Es de forma cuadrangular con el pozo en el centro y en uno de sus ángulos el famoso ciprés, cantado por Gerardo Diego.  El claustro es casi todo lo que queda del antiguo cenobio ya que en el siglo XIX la iglesia fue derruida para construir el edificio neoclásico actual, obra de Ventura Rodríguez. El claustro es de dos plantas, siendo la superior más moderna. Está formado por arcos de medio punto, sostenidos por dobles columnas con capiteles historiados. El claustro bajo es obra de dos talleres que se distinguen muy bien por el tipo de columnas. En la parte más antigua las columnas tienen forma de tronco de cono y, en el resto, son cilíndricas. También la talla es de mayor calidad en la obra del primer taller. Los capiteles presentan escenas de las Sagradas Escrituras, animales mitológicos y decoración vegetal. Los ábacos y los arcos también están tallados, siendo distinta la decoración de los mismos. En los ángulos hay cuatro columnas, estando los laterales bellamente esculpidos con escenas de la Pasión, Resurrección y Apariciones de Jesús. Otro ángulo está destinado a la Anunciación y Coronación de la Virgen. La talla es de medio relieve.  La Sala Capitular ha desaparecido al construir encima una capilla donde se guardan los restos del Santo. Se conserva un tímpano bellamente decorado así como una puerta que daba acceso a la iglesia desde el claustro. En un ángulo hay una talla de la Virgen, sedente, con el Niño. Es gótica, en piedra policromada, habiéndose perdido la cabeza del Niño y una mano de la Madre que han sido sustituidas de forma que se aprecie que no son originales.
    Pasamos también a la Cilla, antigua despensa y bodega del monasterio, hoy convertida en Sala de Exposiciones. Pudimos ver, con curiosidad, la Botica con sus retortas, matraces, alambiques, morteros, botes, balanzas, en fin, todos lo necesario para preparar ungüentos, pócimas...con los que curar enfermedades en tiempos pretéritos. Es de gran valor la Biblioteca pero sólo puede ser visitada y consultada por investigadores.
    La iglesia tiene planta de cruz griega, con el crucero cubierto por una cúpula sin lucernario por lo que resulta oscura y fría. Tiene tres naves y es de una gran austeridad. Es de destacar en una capilla un número importante de grilletes de esclavos rescatados por la intercesión del Santo.
    Hagamos un poco de historia. Desde tiempo de los visigodos ya había monjes establecidos en el lugar pero en una de las razias de Almanzor quedó arrasado. Fue en tiempos de Fernando I cuando Domingo, abad de San Millán de la Cogolla, que tenía problemas con el rey pamplonés Don García, fue expulsado del reino, siendo acogido en Castilla. Con la ayuda de los reyes se reconstruyó la abadía, en estilo románico y, a la muerte de Domingo cambia el nombre del titular por el de Santo Domingo de Silos con el que ha llegado hasta nuestros días. Después de la Desamortización de Mendizábal, en 1835, los monjes tienen que abandonar el monasterio, siendo nuevamente habitado en 1880 por religiosos franceses dirigidos por Solesmes.
    Después de la visita asistimos a una misa concelebrada, pudiendo disfrutar,acto seguido, escuchando el canto gregoriano de Completas por los monjes benedictinos que guardan como un tesoro en todos sus actos litúrgicos. Tienen grabados varios discos que están a la venta.
    A la hora de la comida nos dirigimos a un hotel donde nos prepararon un menú casero que fue del agrado de los comensales, disfrutando de la convivencia y la amistad de todos, salpicada de pequeñas incidencias que siempre ocurren y que ponen la pimienta en todos los actos.
    Por la tarde debíamos visitar Covarrubias, la Cuna de Castilla, como se la conoce a esta villa burgalés. Seguimos el valle del Arlanza, en cuyas márgenes está situada. Callejeando llegamos hasta las murallas y el Torreoón de Fernán González. torre defensiva de cuatro cuerpos a los que hay que subir utilizando una escalera de mano que después se retira por lo que, añadido al grueso de sus muros, en la Edad Media era una posición inexpugnable. Tiene aspilleras y matacanes. Se llama también Torre de la Emparedada porque allí tuvo el Conde recluida a su hija por mantener relaciones amorosas con un pastor.
    Vimos también la iglesia parroquial de Santo Tomás que conserva una escalera plateresca y un órgano de una sonoridad extraordinaria. Bajo sus naves tiene interesantes retablos y una pila bautismal del siglo XII.
    La Colegiata de San Cosme y San Damián, del siglo XV, posee el órgano más antiguo de Castilla. Tiene tres naves góticas. En el claustro se pueden ver sarcófagos muy interesantes que contienen los restos de  personajes ilustres castellanos.
    La puerta del Adelantamiento de Castilla se construyó por orden de Felipe II. Tiene un arco-puerta en el centro y cuatro contrafuertes en los lados más largos del edificio. En la parte superior, en el centro, está situado el escudo del rey con el collar del Toisón de Oro. Hoy es una biblioteca y el Centro de Información y Turismo.
    Paseando por sus calles admiramos su arquitectura tradicional con casas blasonadas como la que perteneció al Obispo Peña que ejerció su ministerio en tierras del Nuevo Mundo, o la de de Doña Sancha. Vimos también cruceros y el Rollo Jurisdicional, donde se ajusticiaba a los reos y que nos indica que la villa tenía potestad para ejercer la Justicia.
    El Palacio de Fernán González acoge hoy al Ayuntamiento. De su edificio antiguo sólo queda un arco románico.
    En un jardín, cerca de la Colegiata, hay una escultura en bronce de la princesa Cristina de Noruega. Esta princesa vino a Castilla para casarse con Alfonso X, el Sabio, ya casado con Doña Violante de Aragón pero, al no tener descendencia, decidió repudiarla y contraer nuevas nupcias. Pero al llegar la Princesa se encontró con que la reina estaba embarazada. Como no podían romper los tratados con el rey Haakon le dieron a elegir entre los dos infantes hermanos del rey. Eligió a Don Felipe con quien casó pero a los cuatro años murió en Sevilla, de melancolía. Fue llevada a Covarrubias reposando en un mágnifico sepulcro, en el claustro de la Colegiata.
     Covarrubias ha dado a la Historia personajes ilustres en muchos  campos del saber, delas artes, de las armas y numerosos prelados a la iglesia.
      Además de su historia, la Villa ha sabido conservar su arquitectura tradicional, su riqueza patrimonial, contándose como uno de los pueblos más bonitos de España. Su visita no decepcionará a nadie por su encanto.
     Se hizo la hora del regreso, todo toca a su fin. Por el Valle del Arlanza volvimos a Zaragoza. Aún pudimos ver las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza que tanta importancia tuvo en la historia de Castilla, del que solo quedan algunos muros medio derruidos.
     
   

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