San Benito de Nursia es considerado como el Padre del monacato en Occidente. Funda en su Italia el Monasterio de Montecasino y junto con Santa Escolástica, su hermana, darán a la Iglesia la Orden Benedictina que se extiende rápidamente por toda Europa. Dio a los cenobios una Regla a la cual todos tenían que acomodar su vida. Su principio "no anteponer nada al amor de Cristo".
La vida monástica, su espiritualidad se basa en la oración, la Liturgia, la Lectura de los Libros Sagrados, la obediencia, una vida ascética hecha de renuncias, la vida en comunidad, el silencio, la soledad y el trabajo.
En 1098, en Francia tiene lugar la reforma del Císter, que se extiende por otros países de Europa, entre ellos España, introduciendo nuevos aires y nuevas formas culturales.
El primer monasterio de monjes cistercienses se funda en Fitero (Navarra) y el de monjas de la misma Orden en Tudela, en 1147, pero en 1156 se trasladan a un lugar más solitario, Tulebras, en un enclave entre los reinos de Castilla, Navarra y Aragón.
El de Tulebras es el primer monasterio femenino del Císter en España y se debe al rey García Ramírez, que trae monjas de un cenobio francés para que se establezcan en su feudo. Desde entonces, de forma ininterrumpida han permanecido en él. En 1957 se acogió a la Reforma de la Trapa. En la actualidad cuenta con 26 monjas, dedicadas al trabajo y a la oración.
Recientemente ha sido nombrada Abadesa del monasterio de Santa María de la Caridad, Pilar Fernández que lleva en el convento 16 años. Tan fausto acontecimiento congregó a los obispos de Tudela y Tarazona que actuaron en la ceremonia, secundados por numerosos monjes de la Orden y sacerdotes de las diócesis, así como de Zaragoza y multitud de amigos de la nueva Abadesa.
Fue un acto muy emotivo y muy raro en estos tiempos en los que las vocaciones escasean, encontrarse con este grupo tan numeroso de personas que huyendo de las vanidades del mundo encuentran la paz tras los muros de un monasterio.
Durante la Eucaristía tuvo lugar la ceremonia con la entrega del báculo abadial y todos los símbolos del cargo, haciendo las promesas de ser maestra, madre, directora espiritual y ejemplo para todas las hermanas que verán en ella un modelo de vida.
Después de la ceremonia, los parabienes, las fotos y un ágape para todos los numerosos invitados. Después cada cual volvió a su vida y las hermanas al recogimiento de su clausura.
Sólo podemos acordarnos de los versos de Fray Luis de León:
"que descansada vida la del que huye del mundanal ruido
y busca la escondida senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido".