domingo, 3 de abril de 2011

Joaquín Costa

Entre los muchos actos de homenaje, en el Centenario de la muerte de Joaquín Costa, hay una exposición en el Paraninfo, digna de ser visitada. Hace un recorrido por la vida y obra del insigne jurista, historiador y erudito aragonés. Joaquín Costa Martínez nace en Monzón el 14 de septiembre de 1846, de familia campesina, muere en Graus el 8 de febrero de 1811. A los 6 años se traslada con su familia a Graus. Estudia el Bachillerato y Magisterio en Huesca. Pasa después a Madrid donde estudia Derecho y Filosofía y Letras. Allí traba amistad con Giner de los Ríos y conoce la Institución Libre de Enseñanza, en la que impartirá clases. Ejerce la abogacía y después hace oposiciones a Notario. Desde la juventud se siente atraído por la escritura y el periodismo, publicando artículos en diarios y revistas de la época. Es el primer representante del Regeneracionismo que propugna "escuela, despensa y siete llaves para el sepulcro del Cid". Ha llegado al mundo en una España que va hacia la ruina. En el exterior, la pérdida de las últimas colonias y en el interior analfabetismo y miseria, corrupción en la política y un país con mucho retraso, de espaldas a Europa, aislado políticamente. Todas estas circunstancias le llevan a la política, donde fracasa. Con D. Basilio Paraíso y Santiago Alba forma parte de la dirección de Unión Nacional, pero dura poco y en 1903, por desuniones con los dirigentes sale del partido y se inclina por Unión Republicana, más en consonancia con sus ideas. Se preocupa por el Derecho consuetudinario. Otra de sus preocupaciones la constituyen los regadíos, las obras hidraúlicas y el colectivismo agrario. Propone un cambio en la dirección y aprovechamiento de los recursos naturales: repoblación forestal. investigación... La educación es la clave para cambiar el país. Se necesita una reforma a fondo, empezando por la escuela primaria; planes modernos, nueva pedagogía.. Hay que facilitar tierras en propiedad a los jornaleros que trabajan las ajenas. En Oligarquía y caciquismo denuncia la corrupción política de la Restauración. Municipalización de los servicios básicos como agua, electricidad, teléfono, tranvía... La síntesis de su pensamiento podría reducirse a una regeneración mediante la educación y la europeización a través de un cirujano de hierro. Esto último parece que es la profecía de lo que años después vendría con la Dictadura de Primo de Ribera. Enfermo y desengañado de la política se retira a Graus, desde donde se expresa a través de El Ribagorzano, haciendo que aún se escuchen los rugidos del "león de Graus". Su entierro fue multitudinario, descansando en el cementerio de Torrero en un monumento que Aragón le dedica. En la exposición podemos ver paneles que nos informan de su vida y obra además de material y recuerdos de Costa, tales como escritos, fotografías, periódicos, cuadros, recuerdos como su bastón, una lupa, tijeras, etc. Es muy interesante y podemos aprender mucho sobre los ideales de este aragonés ilustre que aunque no pudo ver realizados sus sueños, no fue baldía su obra.

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