lunes, 23 de noviembre de 2009

Las lecturas

Estas tardes lluviosas de otoño, que no invitan a salir de casa, podemos dedicarlas a la lectura.

Hoy quiero recomendar a todos los amantes de los libros la lectura del que acabo de leer. Se titula El Clan del Oso Cavernario.Su autora es la estadounidense Jean M. Auel.

Damos un salto hacia atrás y nos plantamos en la Prehistoria, concretamente en el Paleolítico, hace 35.000 años.

La autora se ha documentado bien y ha hecho personalmente prácticas de supervivencia, para poder sentir con su propia experiencia muchos de los pasajes del libro. Aunque recientemente, después de los descubrimientos de Atapuerca, algunos conocimientos anteriores hayan quedado desfasados, en general, nos da una visión bastante aproximada de la vida y costumbres del hombre prehistórico.

Sitúa la narración en la época final del hombre de Neanderthal, en la que convive con el de Cromagnon. Algunos contactos tendrían entre ellos...

Después de un seísmo, Ayla, una niña Cromagnón, queda aislada de su tribu. Vagando sin rumbo, perdida, es atacada por un león cavernario. Casi muerta la encuentra un grupo Neanderthal que, por el terremoto, ha perdido su caverna y anda buscando otra donde asentarse.

La curandera del clan la cura y, no sin dificultades, logra sea adoptada por el grupo. Es el Clan del Oso Cavernario. No obstante siempre será una "de los otros", una marginada. Le cuesta mucho adaptarse a las normas rígidas e intransigentes de su nueva tribu y su espíritu independiente lucha por las ideas de libertad. Su superior inteligencia y su valor le acarrean serios problemas y termina siendo castigada con la pena máxima: una "muerte en vida" que la obliga a marcharse sola, en busca de los de su raza, donde espera encontrar acogida y comprensión.

El libro es ameno, de fácil lectura y, en definitiva, nos hará pasar unos ratos agradables.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Los accidentes domésticos

La mayor parte de los accidentes que sufrimos se producen en nuestro propio domicilio.

Los más frecuentes son las caídas, quemaduras, accidentes por la electricidad, intoxicaciones...

¿Qué podemos hacer para prevenirlos?. Porque estos contratiempos, aún en el caso de que no revistan gravedad, lo cierto es que en un momento nos cambian totalmente la vida. De encontrarnos perfectamente pasamos a necesitar ayuda para las cosas más simples de nuestra vida cotidiana. Esto a nadie le resulta agradable.

Por eso , como en todas las cosas, lo mejor es prevenir.

Empecemos por eliminar las "trampas" que con frecuencia tenemos dentro de nuestros hogares; que el andar por la casa no se convierta en una carrera de obstáculos. Me refiero a esos muebles (pueden ser muy bonitos) que entorpecen el paso, alfombras con las que tropezamos, cables por el suelo, y un largo etc que no se me ocurren ahora pero que están ahí para nuestra desgracia en un momento determinado.

El lugar donde más accidentes se producen es sin lugar a dudas la cocina. Aquí son frecuentes las quemaduras por saltar el aceite de la sartén, los líquidos a altas temperaturas que se vierten, el horno, etc...

Las precauciones al cocinar son fundamentales. Las precipitaciones suelen dar no pocos disgustos. Hay que tener en cuenta las normas más elementales: los mangos de las sartenes que no sobresalgan, usar los guantes cuando vayamos a abrir el horno caliente, no llenar demasiado los recipientes, evitar, si hay niños, que no entren corriendo...

Otro lugar muy proclive a darnos algún susto es el baño. Los resbalones en la ducha o bañera son harto frecuentes y también fuera, si ha caído agua. Otra causa son los aparatos eléctricos en mal estado que con la humedad pueden producir un cortocircuito.

¿Cómo remediarlo? Existen suelos antideslizantes,colocar en bañera y ducha asideros y antideslizantes. En cuanto a los aparatos eléctricos, es mejor pasar un poco frío que tener que lamentar un accidente ( me refiero a las estufas que a veces introducimos cuando aún no hay calefacción).

Y en cuanto a las intoxicaciones ¿Qué decir?

Tenemos en casa muchos tóxicos: productos de limpieza, disolventes, pintura...

Una buena norma es etiquetar los envases, no pasar los restos a botellas de otros productos que sean, por ejemplo, de bebidas de uso habitual. Y, ante todo, que no estén al alcance de los niños, lo mismo que los medicamentos.