lunes, 12 de julio de 2010

La campana de cristal

Es una obra de la escritora estadounidense Silvya Plath. Esta autora escribió más poesía pero en La campana de cristal, escribe en prosa. Es una obra autobiográfica. Aunque todos los personajes son reales, sin embargo en la obra figuran con nombres ficticios. Incluso la firma con el seudónimo de Victoria Lucas.

Está escrita en primera persona y la protagonista, Esther Greenwood, una joven y brillante estudiante de una universidad norteamericana, nos cuenta los graves problemas psicológicos que la llevan a vivir en una especie de túnel negro, en el que no ve otra salida que la muerte a través del suicidio que está siempre planeando en toda la obra.

Intenta acabar con su vida de diferentes maneras: cortándose las venas en la bañera, intentando ahogarse en el mar, ahorcándose en su dormitorio... pero siempre en el último momento le falta la resolución. Así va pasando las vacaciones de un verano aciago. Hasta que un día encuentra el medio adecuado para terminar con su vida, por medio de un tubo de somníferos que su psiquiatra le había prescrito y que su madre le había escondido. Escogió el sótano de la casa para llevar a cabo el suicidio. Allí la encontró su madre aún con vida y fue trasladada a un manicomio estatal. Su benefactora que se hacía cargo de la beca de sus estudios también se hace cargo de los gastos de su enfermedad y es llevada a una clínica privada donde recibe un tratamiento hasta que puede reintegrarse a la vida social y seguir cursando sus estudios.

La campana de cristal se refiere a ese aislamiento físico y psíquico que envuelve al enfermo mental y que aunque parezca que se ha recuperado, siempre está gravitando por encima de su cabeza, dispuesta a encerrarlo otra vez, en cualquier momento.

La autora se casa con un poeta y vive en Inglaterra, pero dura poco el matrimonio y queda sola con dos niños. La campana de cristal vuelve a asfixiarla y a los 30 años se suicida en el horno de gas de la casa.

viernes, 2 de julio de 2010

Claudio el dios y su esposa Mesalina

Es una obra del escritor inglés Robert Graves. En realidad es la continuación de su otro libro más conocido "Yo, Claudio". Está escrito en primera persona y son como las memorias de su reinado.

Comienza contándonos la historia de su amigo y condiscípulo Herodes Agripa, que estará muy presente en su vida.

Nunca tuvo ambición de poder y eso pudo ser positivo a la hora de conservar la vida, cuando tantos miembros de su familia murieron asesinados. Tenía importantes defectos físicos: era tartamudo, cojeaba y su misma familia lo consideraba estúpido. Alguien que no contaba para nada,

Sin embargo estaba bien dotado para el estudio destacando como historiador y gramático. Sus defectos los suplía con una buena dosis de voluntad.

Accede al trono no por propia voluntad. Al ser asesinado su sobrino Calígula es la Guardia Pretoriana quien lo nombra Emperador. Siempre fue partidario del partido senatorial y si aceptó el cargo fue un poco aconsejado por algunos amigos influyentes y siempre pensando que era una etapa transitoria hasta encontrar el momento propicio para poder devolver el poder al Senado y restablecer la República. Corría el año 41 de nuestra era.

Se casó cuatro veces pero no fue afortunado en ninguno de sus matrimonios. Los dos primeros fueron impuestos y no resultaron . El tercero con Mesalina fue por amor, al menos por su parte, pero fue traicionado en su confianza. Al enterarse tomó venganza ordenando su muerte.

Después de este fracaso no pensaba volver a casarse pero por razones de estado le llevaron a contraer nupcias con su sobrina Agripina, madre de Nerón a quien adoptó para que fuera su sucesor, pensando que así protegía a su verdadero hijo Germánico. Los asesinatos estaban a la orden del día.

Claudio supo rodearse de libertos, bien preparados para la administración del imperio. Carente de ambición se preocupó del bienestar de su pueblo, otorgando la ciudadanía a muchos naturales de las provincias. Aunque cometió errores, su mandato puede considerarse un oasis entre su predecesor Calígula y Nerón que le sucedió. Ha sido injustamente tratado por la historia y hasta hace poco no ha sido reivindicado.