jueves, 3 de septiembre de 2009


Termalismo Social
Con la llegada de los primeros fríos, podemos pensar en la opción de los balnearios para pasar unos días cuidando nuestra salud.
"Vacaciones de salud". En verdad merecen este aplativo, ya que, además de pasar unos días agradables, siempre vamos a encontrar alivio a nuestras dolencias.
Las aguas termales ya se utilizaban en tiempos de los romanos y no pocos de los balnearios que existen actualmente se encuentran en los mismos lugares, conservando como reliquias elementos de aquella éoca (bañeras, griferías, conducciones).
Hay multitud de estos centros, repartidos por toda la geografía patria.
La composición de las aguas varía, siendo recomendadas para distintas enfermedades. Por eso es necesario asesorarse de cúales son las que más nos van a beneficiar.
Los balnearios están situados en enclaves magníficos, muchos de ellos en plena naturaleza. Las instalaciones termales, al igual que los hoteles, son de calidad. Disponen de personal cualificado para aconsejar y supervisar los tratamientos. De hecho, hay que pasar primero por la consulta del médico.
Los balnearios han pasado por épocas de esplendor y otras de total abandono.
A principios del siglo XX las clases más acomodadas pasaban largas temporadas y allí encontraban, además de las aguas medicinales, toda suerte de distraciones al uso como teatro, casino, etc que aún se consergvan en algunos.
Hoy, gracias al IMSERSO, se han democratizado y ya no es un privilegio de clase sino que están al alcance de muchos bolsillos. Y no sólo encontrmos personas mayores. Es fácil encontrar jóvenes estresados y, sobre todo, los fines de semana, familias incluso con niños.
Hay socioanimadores que se encargan de que todos lo pasen bien en los ratos de ocio, organizando excursiones y otras actividades lúdicas.
En fin, que podemos pasar unos días inolvidables, hacer nuevos amigos y, sobre tdo, volver más saludables.

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