viernes, 17 de diciembre de 2010

La Navidad, hoy

Después de haber, leído en uno de esos periódicos gratuitos, la colaboración de una lectora que titulaba "Belén en el Estrecho", sentí la necesidad de reflexionar sobre la Navidad. ¿En qué se han convertido estas fiestas, antaño tan entrañables para niños y mayores?.

El escrito al que me he referido anteriormente trataba sobre el nacimiento en una patera (el pesebre del siglo XXI) de una niña africana. Huyendo de la miseria se acercan a nuestras costas millares de hermanos nuestros y encuentran las puertas cerradas.

Aquí, pese a la crisis económica, las calles no han dejado de iluminarse como en las épocas más prósperas; los grandes almacenes están llenos a rebosar; las comidas y cenas de empresa y con amigos no se han suprimido...

Claro que por debajo de todo este oropel existe otro mundo más real, aunque se vea menos. Están los que han perdido su trabajo y han agotado las prestaciones sociales, padres que tienen a su cargo una familia y no disponen de recursos para llegar a fin de mes. Otros, que en la época de euforia se embarcaron alegremente en la compra de vivienda, coche, vacaciones, etc porque los Bancos concedían préstamos al buen tuntún, sin averiguar si después podrían pagarlos. Ahora se encuentran sin poder abonar las letras mensuales y llegan los embargos, han perdido todo lo que tenían.

Cáritas sabe mucho de todo ésto. Cada día son más las personas que acuden en demanda de ayuda. Pero hay otras muchas personas necesitadas que sienten vergüenza de acercarse porque hasta hace poco tiempo eran familias normales, con estabilidad económica y lo consideran humillante.

Acordémonos un poco en estos días de tantos necesitados en lugar de tanto despilfarro en el consumo. Se pueden celebrar bien las fiestas sin necesidad de gastar mucho.

No olvidemos tampoco a tantas personas solas que aunque económicamente no nos necesiten sí pueden agradecer que les llevemos un poco de alegría con nuestra compañía. ¿Y las Residencias de Mayores?. ¡Hay tantos ancianos que por diversas razones no tienen cerca a ningún familiar y que les resultan tan tristes estas fiestas! Cuesta poco una caricia, una palabra amable... y ellos lo agradecen en el alma.

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