Javier Tomeo es un prolífico escritor oscense, afincado en Barcelona, donde estudió Derecho y Criminología.
La ciudad y las palomas. En esta novela el escritor aborda uno de sus temas recurrentes: la soledad del hombre. Pero una soledad no buscada.
Teodoro, el protagonista, se levanta una mañana y, cuando sale a la calle para reunirse con sus amigos, como todos los días, encuentra los establecimientos cerrados, lo mismo que las puertas y ventanas de las casas. Todo el mundo ha desaparecido, hasta los perros y los gatos. Solamente quedan en la ciudad él y las palomas que le observan y le siguen cuando se desplaza por las calles en busca de algún otro habitante solitario. Búsqueda inútil, hasta los ancianos y enfermos han desaparecido.
En un intento desesperado va llamando por teléfono a cada uno de los abonados esperando que una voz le conteste al otro lado del auricular. Todo en vano.
Poco a poco van desapareciendo los servicios: el agua, la electricidad, el gas...
Sólo quedan las palomas que montan guardia en la acera, enfrente de su casa. Teodoro se obsesiona con ellas hasta el punto que lo más importante para él es cómo librarse de ellas.
El estilo es sencillo, fluido, muy imaginativo. Es una metáfora de la condición del hombre moderno. El absurdo adquiere en Tomeo un tratamiento especial. El final es abierto, para que el lector, después de reflexionar, lo interprete a su modo.
El cazador de leones. En realidad es un monólogo, a trvés del teléfono. Otra vez la soledad del hombre.
Armando Duvalier, el protagonista, al marcar por error un número de teléfono, queda seducido por la voz femenina que lo descuelga. Tanto, que unos meses después, vuelve a marcarlo y sostiene con la silenciosa y solitaria señorita un largo monólogo, en el que le da cuenta de su azarosa vida como cazador en África. El tono del monólogo que en un principio es romántico, idealizando a la mujer, poco a poco va haciéndose incluso procaz, terminando por insultarla, al sentirse rechazado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario