La iglesia de San Juan está situada en el corazón de la Villa, en un lateral de la Plaza Mayor. Data de finales del siglo XII y es uno de los monumentos más representativos del arte mudéjar de Castilla y León, arte que irradió a otros municipios de la zona como Coca de Alba, Pedrosillo de Alba, Gajates, Macotera...
Es característica la construcción en ladrillo de los tres ábsides, con ladrillos esquinados, arquillos ciegos y algunos adornos trilobulados, todo muy sobrio. De los tres ábsides sólo están exentos el de la parte sur y parte del central ya que el resto, desgraciadamente, llevan adosadas unas edificaciones adyacentes. La parte visible tiene unas columnas en piedra arenisca con capiteles labrados, con motivos vegetales o animales, lo mismo que en el atrio que da acceso al templo, de época posterior, así como la torre, barroca, edificada en tiempos muy posteriores a la primitiva edificación. Salvo los ábsides, el resto de la fábrica es construcción de pizarra, como todos los edificios antiguos de la Villa por ser abundante este material en la zona.
El interior de la iglesia es amplio con tres naves de igual altura separadas por dos arcos, quedando una planta de salón. La cubierta, a dos aguas, es de madera y ha sido reconstruida.En el atrio y en el pavimento interior abundan las losas de pizarra que nos hablan de anteriores enterramientos. También hay sepulturas de familias importantes como la de Villacepellín, en el ábside sur y otras adosadas al muro norte como la del clérigo Diego de Carmona.
Esta iglesia ha quedado convertida en museo y allí han ido a parar piezas artísticas procedentes de otros templos ya desaparecidos como San Miguel, la ermita de la Virgen de la Guía y de Santiago que, aunque existente, está dedicada actualmente a otros eventos culturales.
Allí podemos contemplar cuadros de gran mérito como una Magdalena de autor anónimo y una tabla con Cristo atado a la Columna, obra de Vicente Maçip. También podemos ver un Calvario, en madera, en muy mal estado. Es de transición del románico al gótico y apareció emparedado en la iglesia de Santiago.También hay que destacar una preciosa talla gótica de la Virgen de la Guía, procedente de la ermita de su nombre. En la parte opuesta a los ábsides se ha colocado un retablo manierista, que estuvo en la cabecera. En él figuran las imágenes de los santos San Juan Bautista y San Juan Evangelista, ambos titulares del templo, y otra Virgen del Rosario. Es obra de Juan de Montejo que, a su vez, esculpió los relieves de La Anunciación en la portada del convento de las MM. Carmelitas.
Pero, sin lugar a dudas, la joya de la iglesia-museo es un apostolado románico-bizantino, en piedra policromada. Está compuesto por trece esculturas sedentes: Jesús en el centro, de mayor tamaño,con los símbolos de pastor (báculo) y de rey (cetro); los apóstoles, a los lados, tienen en las manos un libro o un rollo escrito, símbolo de las Sagradas Escrituras. Este conjunto escultórico hoy está en el ábside central pero, seguramente, procede del atrio. Ha estado expuesto en algunas de las ediciones de Las Edades del Hombre. Al lado hay una Virgen sedente con el Niño sobre su regazo. Es del mismo estilo que el apostolado y todos tienen la característica de presentar rasgos orientales.
Es de destacar también un púlpito, en piedra policromada en el que va esculpido el escudo de la Villa con el puente, las estrellas y los banderines, lo que hace pensar que esta iglesia estuvo muy ligada al Concejo.
La iglesia, por sí sola, bien merece una visita pero además este año alberga una magnífica exposición de escultura sacra del artista salmantino Venancio Blanco.
Venancio Blanco nació en Matilla de los Caños del Río, en 1923. A los 8 años se trasladó a vivir a Robliza de Cojos. De esos años recuerda el artista las dehesas, los toros y las tallas en madera policromada de la iglesia, así como el trato con las gentes sencillas del lugar. En los talleres de Matilla y Robliza comenzó la afición por lo que después sería su profesión, observando a los artesanos cuando trabajaban el hierro y la madera. A los 14 años, gracias a una beca, pudo estudiar en Salamanca, en la Escuela Elemental del Trabajo y, por la noche, en la Escuela de Artes y Oficios. Después, gracias a un premio, pudo viajar a Italia y, gracias también a otra beca, pudo estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Alternó su taller con la función docente. Su material es el bronce y el artista asegura que es escultor porque aprendió a fundir.
En la actualidad tiene 92 años pero sigue activo.
Las Edades del Hombre ha programado en el incomparable marco de la iglesia medieval una extraordinaria exposición de arte religioso con obras pertenecientes a la Fundación Mafre. Estas obras son esculturas vanguardistas en bronce, fundido a la cera perdida.
Podemos empezar la visita por una Anunciación. contemplar una Virgen con el Niño, que lo sostiene en una forma poco corriente, separado de su cuerpo, como presentándolo a los fieles. Hay una Piedad, también "sui géneris" y un Calvario impresionante en el que Cristo dirige la mirada hacia el ladrón no arrepentido, ya muerto. La Santa Cena es una escultura monumental que comprende a Jesús en el centro, rodeado de los once apóstoles. Fuera de la mesa aparece también Judas que sale de la escena cabizbajo y apretando algo entre las manos. Es un conjunto impresionante. Podemos admirar, también, una custodia muy vanguardista. La música está representada por dos obras, esculturas de ángeles, uno con una guitarra y otro con un acordeón. Hay otra obra dedicada a la música barroca, de carácter abstracto. Encontramos también esculturas que representan a santos emblemáticos como San Sebastián, atado a un árbol, y los místicos San Francisco de Asís, con pajaritos y San Juan de la Cruz, ambos con la sobriedad que los caracteriza. No podía faltar una obra dedicada a Santa Teresa y ahí está una escultura, semejante a la que se encuentra en la entrada de la Basílica, su obra en Alba, aunque ésta de la exposición es de menor tamaño.
Pero la escultura más importante de las expuestas se titula Cristo vuelve al Padre. Es de grandes dimensiones y representa a Jesús en el momento de la Resurrección, cuando un ángel le invita a levantarse del sepulcro y está en ese momento semiincorporado. Lleva en el pecho , junto a su corazón el libro de los Evangelios. El abdomen permanece hueco. Es una obra que conmueve al espectador. Es su último trabajo y no había sido expuesta anteriormente.
Es una magnífica exposición que no dejará a nadie impasible y que es necesario visitar.
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