Es una visita que no puede perderse el peregrino que se acerca a visitar el sepulcro de Santa Teresa, en Alba. Quedará impresionado por la cantidad de obras de arte que alberga, todas ellas antes en clausura y hoy, gracias al museo, pueden ser contempladas por el público. Está ubicado en el convento de las MM. Carmelitas.
Este monasterio fue fundado por Teresa de Jesús en 1571 a petición del matrimonio Francisco Velázquez y Teresa Laíz, que no teniendo hijos y habiendo suplicado a Dios se los concediese, la esposa tuvo una visión junto a un pozo en la que se le aseguraba que tendrían otra clase de hijas.
Francisco Velázquez era ecónomo del Duque de Alba, de cuantiosa fortuna, a veces, le hacía préstamos al noble. Donaron su casa y otras próximas para que se instalaran las carmelitas descalzas, fundando el convento de La Anunciación. Fue quizás el único que desde el principio contó con buenas instalaciones.
La puerta de entrada al convento presenta un arco de medio punto y encima figura el escudo de la Orden. A la iglesia se accede por un pórtico de columnas de granito y rejas de hierro. La portada está bellamente esculpida en varios cuerpos. Encima de la puerta figuran los escudos de los fundadores y el de la villa de Alba. En el cuerpo central está la escena de la Anunciación y en el tímpano, Dios Padre. Por encima una cartela lleva inscritos los nombres de los fundadores y la fecha de la fundación. La iglesia tuvo que ser ampliada, prolongando la nave central y creando un crucero con altares en ambos brazos. Se creó también una cúpula con pechinas y linterna, para dar luz. En el centro del altar mayor se halla situado el sepulcro que contiene los restos de la Santa. Debajo de lo que fue el coro está el lugar donde fue enterrada, nos lo recuerda un sepulcro blanco. Con vistas desde la iglesia se encuentra la celda de su muerte y en el mismo muro el sepulcro de Juana de Ahumada, hermana de Teresa, de Juan de Ovalle, su cuñado y de un sobrino, hijo de ambos. Este matrimonio vivía en Alba, frente al convento , en cuyo solar se edificó el primer templo dedicado a San Juan de la Cruz y el monasterio de carmelitas descalzos. En el lateral derecho está el sepulcro de los fundadores, que antes estuvo en el centro de la nave. Está esculpido en piedra de Villamayor, con policromías. Hay otro sepulcro vacío.
Pero pasemos al museo y sorprendámonos visitando sus numerosas salas.
Lo primero que encontramos es una colección de estandartes de distinta procedencia, muchos de gran valor, en terciopelo de seda y bordados profusamente. Estos estandartes los traían las peregrinaciones y lo dejaban como ofrenda a la Santa. También se encuentra entre ellos el de la Canonización.
Hay salas en las que se expone pintura de calidad, de distintas épocas y autores, cuadros de pasajes de la vida de Teresa de Jesús, como el curioso del Paroxismo, cuando la dieron por muerta y estuvo a punto de ser enterrada. Hay otros cuadros de Cristo y de santos, todos de motivo religioso, como no podía ser menos.
En las salas de escultura podemos ver joyas como un precioso busto de la Soledad, con los objetos de la Pasión. Hay también Cristos esculpidos en marfil. Llama la atención un Nazareno guatemalteco, con preciosas vestiduras, venido de Roma, obsequio del Papa León XIII. Sorprende la colección de Niños-Jesús, vestidos. Era, según nos explicaron, una afición de la Santa y, por donde iba, llevaba estas pequeñas esculturas, símbolo de la humanidad y fragilidad de Cristo.
En las salas de orfebrería se pueden contemplar piezas maravillosas, de enorme valor como una virgen mejicana con el manto bordado con hileras de perlas. Custodias, cálices, expositores y toda serie de objetos de culto en metales preciosos.Así mismo joyas, regalos de personas devotas para ornato en las procesiones, etc.Pero lo que más atrae la atención del visitante es el birrete del Doctorado, confeccionado con joyas donadas por damas importantes.Es de oro y lleva incrustadas piedras preciosas. Es una pieza que por su elevado valor apenas se utiliza. Hay arquetas de taracea con incrustaciones de marfil. Todo lo que allí se expone es de enorme valor.
Otra sala está dedicada a los ornamentos sagrados. Aquí se pueden ver juegos de ternos, confeccionados con valiosas telas, bordados en oro y sedas de hermosos colores. Los ternos constan de tres prendas: casulla, dalmática y capa pluvial. Todas las piezas están confeccionadas en distintos colores, según la liturgia. La tela de uno de estos ternos es de un traje de un duque que lo donó para este fin. Se puede ver un trozo del rico paño sobre el cual estuvo el cuerpo de la Santa después de su muerte. Este paño ha sido utilizado como regalo a las distintas personalidades que han pasado por el convento, entregándoles un trozo como reliquia. El último fue entregado a Juan Pablo II en su visita en 1982. Hay también paños de altar, finamente bordados.
Una sala está destinada al Rincón del Convento.y en ella podemos ver distintos enseres que utilizaban las monjas en su vida diaria: cacharros de cocina, braseros, tinajas...y, sobre todo, sencillas máquinas con las que las carmelitas se fabricaban sus zapatillas, hilaban o tejían para confeccionarse la ropa. Todo se hacía en el convento.
Por la escalera del Duque, que antes estaba tapiada, y que tiene acceso al exterior,subimos al camarín donde se encuentra el sepulcro y las reliquias del brazo y el corazón, protegido por una reja con tres cerraduras. El camarín es una sala abovedada, con pinturas al fresco en el techo y cuadros en las paredes, amén de lámparas votivas, en plata, colgando del techo..
El sepulcro es de mármol gris, con adornos dorados. En la parte superior hay una escultura de dos ángeles, en mármol blanco. Es un regalo de Fernando VI y de su esposa. En el interior hay una arqueta de plata, -en cuyo interior se encuentran los restos- con una cerradura en cada ángulo. Las llaves están una en posesión de la comunidad de Alba,otra del General de la Orden y las otras dos las tiene la Casa de Alba. De forma que no se podía abrir sin estar reunidas todas las llaves. En la actualidad, se cree que existen copias para que se pueda hacer la limpieza cuando sea necesario.
En esta planta hay una sala en la que se exponen gran cantidad de pinturas, sobre cobre, de diversos motivos. Es muy interesante esta colección.
Por la escalera del Duque se baja a otra sala similar a la del camarín en la que los frescos, según catas, se hallan recubiertos por una capa de pintura.
Desde la planta baja se llega a la celda en la que murió la Madre Teresa un 4 de octubre de 1582. La celda, que sería una más del convento, sencilla y sin adornos, actualmente es una capilla, con altar y pinturas en el techo y paredes. Hay una sencilla cama con la Santa, representando su muerte..
Esta zona se convirtió en un pequeño museo donde se exhiben recuerdos de Teresa y de su compañero San Juan de la Cruz: cartas, objetos de uso cotidiano, retratos de la Santa, familiares y colaboradores. Allí se encuentran los retratos de los fundadores, ella con hábito de monja pues de otra manera no podría estar en el convento su efigie. Con entrada por la iglesia hay otra sala, con un altar con el ara de losa de pizarra sobre la que colocaron el cadáver de Teresa. El suelo está recubierto de tarima pero debajo está el antiguo cementerio donde se enterraba a las monjas. Allí está enterrado uno de los duques de Alba, con una losa que lo atestigua pero permanece oculta al público.
Teresa de Jesús, la Santa de Ävila fue beatificada el año 1614 y canonizada en 1622.
No hay comentarios:
Publicar un comentario