La Asociación de Vecinos ha tenido la feliz idea de organizar una excursión para visitar Barbastro y Alquézar.
Salimos temprano de Zaragoza, amenazando lluvia, pero aunque estuvo todo el día el cielo muy nublado tuvimos la suerte de no mojarnos.
Llegados a la capital de la comarca nos dirigimos primeramente a visitar la catedral. Una guía nos explicó, amablemente, todo cuanto de interés tiene el monumento. Pudimos admirar la obra de Damián Forment, escultor que los zaragozanos conocen ampliamente. También nos informó de los terribles daños que la Seo sufrió durante la Guerra Civil en sus objetos artísticos. Muchas de las esculturas que hoy se muestran son copias de las originales. Admiramos también sus bóvedas góticas y las portadas de capillas barrocas.
Después de la visita catedralicia nos dejaron tiempo libre que, algunos aprovechamos para hacer una visita al Museo Diocesano. Muy interesante, esta exposición recoge muchas obras de arte de pequeñas iglesias de pueblos, algunos desaparecidos: retablos, esculturas, vasos sagrados, ornamentos religiosos, etc. Todo muy asequible, en un edificio moderno, con sala de proyecciones y conferencias.
A callejear por las vías barbastrinas y admirar las casas-palacio de las antiguas familias de la ciudad como los Argensola o la casa donde nació el fundador del Opus Dei, sus plazas con sus mercados, los puentes sobre el río Vero, las fuentes etc...También hicimos una corta visita al convento de San Francisco. Como se acercaba la hora de la comida, todos al autobús que nos conduciría al restaurante en el que cargamos las pilas para la visita de Alquézar.
Alquézar es un pueblo aragonés de la comarca del Somontano de Barbastro, a 51 kms de Huesca, en plena sierra de Guara. Está situado en la margen derecha del río Vero, que forma a su paso por la localidad un profundo cañón, bordeado de peñas que presentan muchos abrigos. No lejos está la cueva del Trucho, con pinturas rupestres más antiguas que las de Altamira.En la zona abundan los abrigos con pinturas de todos los estilos: esquemáticas, levantinas y realistas. Por eso toda la zona se presta para realizar los deportes de montaña: espeleología, barranquismo, escalada...
La economía del pueblo ha sido tradicionalmente la ganadería y los cultivos de secano como olivos, viñas y almendros, junto con algunas huertas, todo en bancales, herencia de los árabes. Hoy han cambiado las cosas y sus principales ingresos vienen del turismo. Por doquier vemos restaurantes, casas de Turismo Rural,, tiendas de productos típicos de la zona, souvenirs, en fin, todo lo que apetece el viajero que se acerca por estos contornos.
El barranquismo es una actividad que atrae a muchos aficionados.. Hay rutas perfectamente señaladas como la Ruta de las Pasarelas y Fuentebaños, la Ruta de Basacols, Quizáns y Chimiachas y la Ruta Circular que va de Alquézar y Asque.
La villa de Alquézar está situada en lo alto de un montículo donde los moros construyeron en el siglo IX el castillo de Al-Qasar, con el fin de defender Barbastro, la plaza fuerte de la comarca, de las presiones de los reinos cristianos que iban ensanchando sus dominios. Fue conquitada a los moros por el rey aragonés Sancho Ramírez, en 1067, que concedió al abad de Fanlo las localidades de Beranuy y Santa María de Sabiñánigo para que construyera una torre en Alquézar.Sancho Ramírez, dada la importancia de la plaza le concedió fueros y privilegios. Lo mismo Alfonso el Batallador. Fue una villa de realengo. Jaime I cedió la iglesia de Alquézar al Obispo de Tortosa, concediéndole privilegio de ferias y mercados. Durante la Edad Media el castillo y la población van pasando de mano en mano.
En 1966 el Castillo Colegiata es declarado Monumento Artístico Nacional y en 1982 el Casco urbano fue declarado Conjunto Histórico Artístico.
El pueblo fue formándose, fuera de la muralla del castillo y a su amparo, formando un semicírculo alrededor de la peña. Forma un conjunto medieval muy bien conservado. Por una puerta de la muralla, que presenta dos arcos, el exterior de medio punto y el interior de arco apuntado, lo que nos revela que fueron construidos en distintas épocas, se accede al interior del poblado. Nos adentramos por calles y callizos que sirven de paso de una calle a otra, facilitando a sus moradores la circulación por el interior de la villa. Todas las casas son de piedra con sus portalones en arco de medio punto, algunas con escudos nobiliarios.
Subimos hasta la Colegiata de Santa María la Mayor. Tiene como origen el castillo construido por Jalaf ibn Rasid. En un principio se conserva con fines defensivos pero después de ser conquistadas Barbastro y Huesca , deja de tener importancia militar y se transforma en una institución religiosa, convirtiéndose en una Colegiata, regida por monjes agustinos. Actualmente del castillo sólo se conserva un torreón.
Se construye una Colegiata románica en el siglo XI, con un claustro que se completa después pero imitando el estilo románico en los arcos.Este claustro tiene una forma trapezoidal, irregular, por exigencias del terreno. Presenta columnas pareadas y arcos de medio punto, con dovelas, sin clave.. Está cubierto de unas bóvedas muy simples.La parte románica presenta unos capiteles historiados, labrados en piedra. de gran calidad. En ellos se narra la creación y pecado de Adán y Eva, la historia de Caín y Abel, el sacrificio de Isaac... con la ingenuidad del románico, verdadero Catecismo para los hombres de su tiempo que no sabían leer las Escrituras.Pero la joya de estos capiteles es la curiosa representación de la Trinidad con figura humana y tres cabezas, enmarcado en pintura roja. Es una rareza esta forma de representación.
Las paredes del claustro están pintadas con escenas de la vida de Jesús, algunas muy deterioradas y otras repintadas en distintas épocas. Estos frescos son de los siglos XVI al XVIII.
En la primera mitad del siglo XVI se construyó la colegiata que vemos actualmente.. Es obra de Juan de Segura, el mismo arquitecto de la catedral de Barbastro. Se van añadiendo capillas y el retablo del altar mayor, de madera dorada y policromada, de transición del renacimiento al barroco. En el interior de la iglesia podemos admirar un Cristo, una auténtica joya del románico, talla de madera, con los cuatro clavos. Destaca su sobriedad en una capilla barroca, excesivamente recargada. La sillería del coro es notable así como el órgano.
Bajando al pueblo aún tuvimos tiempo de visitar un curioso museo etnológico, situado en una casa particular, habiendo habilitado la planta baja y sótanos a dicho fin. Como en todos estos museos vimos los aperos de labranza y otros oficios que ya pasaron a ser historia. Al excavar descubrieron un molino de aceite de la época medieval y los aljibes para recoger el agua.
Después de todos los trajines del día, cansados, sobre todo por la subida a la Colegiata, el autocar nos recogió, volviendo felices y contentos de haber pasado un día de sana convivencia y animados a repetir la faena cualquier otro día.
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