Este día la excursión se dirigió hacia la zona de Manacor para visitar las cuevas próximas.
Por el camino la guía nos fue mostrando las peculiaridades del terreno: su flora, producciones de la isla, árboles autóctonos y también algunos animales como ovejas y cabras que pastaban pacíficamente. También nos explicó la utilidad de los clásicos molinos para sacar agua del subsuelo, en el llano. No hay ningún río en la isla, por lo cual, para regar tenían que sacar el agua, aprovechando la fuerza del viento. Las aspas están pintadas de blanco y azul y hoy son un motivo de atracción turística, estando protegidos. Lo mismo ocurre con los antiguos molinos harineros, hoy sin utilidad práctica.
En la isla de Mallorca son muy abundantes las cuevas -fenómenos cársticos- ya que el subsuelo está formado por rocas calizas, muy blandas, en las que al filtrarse el agua de lluvia va disolviendo los componentes carbonatados, precipitándose, y dando lugar a la formación de grutas y lagos subterráneos con formaciones de estalactitas, con las gotas que se van quedando en el techo de las cuevas, adquiriendo formas impresionantes. Otras veces las gotas llegan al suelo y van tomando diversas formas, elevándose, -son las estalagmitas. Cuando ambas formaciones se unen dan lugar a columnas, de una belleza natural que sorprende a la persona más insensible. Ocurre, a veces, que el agua va resbalando por las paredes y se producen unas formaciones con aspecto arborescente, indescriptibles. Ante toda esta belleza sólo es posible extasiarse al contemplarla.
Por la mañana visitamos las cuevas dels Hams, dejando para la tarde las más importantes.
Las cueva dels Hams se encuentra en la costa este de Mallorca, en la localidad de Porto Cristo, municipio de Manacor. Debe su nombre por la forma peculiar de las formaciones (hams en mallorquín significa anzuelos). Se abrieron al público en 1910, ya con una iluminación muy avanzada para la época. Fueron descubiertas por D. Pedro Caldentey, en 1905. La iluminación se debe a D. Lorenzo Caldentey, hijo del descubridor y, ya en su tiempo, tuvo un merecido reconocimiento.
La cueva tiene una longitud de 400 metros y consta de doce galerías. Empezando por la zona del descubrimiento o cueva Redonda, pasando por la del Dos de marzo (fecha del descubrimiento) llegamos a la Sala de las lechuzas, Sueño de ángel, Sala de las imágenes, Valle de las delicias, lago de la Ciudad Encantada, Paraíso perdido, Lago de la columna, Lago Mar de Venecia, Cementerio de las hadas y Palacio imperial, donde termina la visita, saliendo por otra abertura. Toda ella es impresionante. Aunque más pequeña, no desmerece en nada de las otras de la zona. En la parte de la cueva, llamada Mar de Venecia tiene lugar un espectáculo de luz y sonido, donde se ofrece al público música de Mozart.
Después de contemplar estas maravillas se hizo la hora de la comida que aprovechamos para disfrutar de un merecido descanso y degustar los platos tradicionales de la isla.
Por la tarde tocó la visita a las mundialmente famosas Cuevas del Drach (dragón, en mallorquín). Ya se conocían en la Edad Media, empezando a ser visitadas, de forma esporádica, en los siglos XVIII y XIX. En 1880 el espeleólogo alemán M. F. Will las exploró, realizando planos de las mismas. En 1896 el francés E. A.Martel, bajo el patrocinio de Luis Salvador, Archiduque de Austria, descubrió la cueva que actualmente se visita, recibiendo el nombre de lago Martel al mayor de ellos, en recuerdo del insigne espeleólogo.
Las cuevas del Drach han sido, a nivel mundial, un referente en el estudio de las formaciones de origen cárstico. Entre los años 1925 y 1935 se acondicionó la cueva para poder ser visitada y se puso la instalación eléctrica, realizada por el ingeniero Sr. Buigas.
Tiene unos 1200 metros de longitud con varios lagos en su recorrido, siendo el mayor el Martel con una longitud de 170 metros y una profundidad entre 4 y 12 metros. En el interior de la cueva la temperatura oscila entre 17 y 21 grados centígrados. Se calcula el crecimiento de una estalactita entre 0,2 y 1,2 mms. al año. Esto nos dará la idea de los millones de años que ha durado la formación de las grutas, se cree que son del Mioceno.
Consta de cuatro cuevas que reciben, por su colorido los nombres de Cueva blanca, Cueva negra, Cueva de Luis Salvador y Cueva de los franceses. El recorrido empieza por la cueva de Luis Salvador, la última en descubrirse, allá por el año 1896. La humedad ambiental es muy elevada.. Se inicia un descenso por una escalerita de piedra hasta los Baños de Diana, un pequeño lago junto a un paraje llamado la Bandera porque es una pared con franjas de diferentes colores, debidos a los metales disueltos en el agua. Seguimos adelante y podemos contemplar el Castillo en ruinas y poco después el Monte nevado, llamado así por su colorido blanco luminoso. Subiendo llegamos al Canal azul, por el colorido de sus aguas. hay también un paraje impresionante con unas formaciones de color blanco que parecen velas. Pasando por una abertura del terreno llegamos a una extensa cueva, al fondo de la cual está el lago Martel. Esta zona está acondicionada con asientos para que los espectadores puedan disfrutar, cómodamente, del fantástico espectáculo de las barcas, con un pequeño concierto de música clásica, en vivo, ofrecido por cuatro intérpretes. Es impresionante, en medio de la oscuridad ver aparecer las barcas, bordeadas de luces e interpretando piezas musicales. Después de la actuación, aquellos espectadores que lo deseen, pueden atravesar el lago en las barcas en un paseo que dificilmente olvidarán.
Seguimos el recorrido por la Cueva de los franceses que ya era visitada en tiempos antiguos, iniciando la subida hasta la salida. Actualmente estas cuevas son de propiedad privada.
Ante toda esta belleza de la naturaleza el hombre enmudece y no queda más que una gran admiración, llevándonos en la retina -o en las fotos que todo el mundo toma- unas impresiones imborrables.
Pero llega la hora del regreso no sin antes visitar Natura parc, un centro de recuperación de animales. Es una finca, bien acondicionada, en un lugar privilegiado. Aquí se encargan de cuidar a los animales que han sido abandonados por sus dueños o que, por otras razones, no pueden hacerse cargo de su cuidado. Hay animales de toda índole, desde felinos hasta aves de corral, pájaros y algunos otros exóticos. Están en un ambiente lo más parecido a su hábitat natural y gozan de cierta libertad. Hay zonas para el recreo y para poder comer a la sombra, pasando un delicioso día en familia con los niños que disfrutarán viendo y tocando a alguno de estos animalitos. Todas estas instalaciones son de propiedad particular y los trabajos se llevan a cabo sin ánimo de lucro.
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