jueves, 6 de agosto de 2009

Es hora de que pensemos un poco en los demás, en los más desfavorecidos. Hay tiempo para todo. Aunque sólo sea por puro egoísmo. Antes de que pasen muchos años, probablemente, nosotros también vamos a necesitar que otros se acuerden de que existimos.

De vez en cuando una visita a una Residencia de Ancianos no nos hace ningún daño y resulta tán gratificante llevar unas gotitas de alegría, verles sonreir, escuchar sus cosas...

Hay muchos mayores, que por una u otras razones no reciben visitas; se encuentran muy solos y es para ellos una alegría encontrar a alguien que se les acerca y les escucha dedicándoles un poquito de ese tiempo que nos sobra.

A la vez, podemos hacerles pequeños servicios que para nosotros no suponen ningún trabajo y para ellos es muy importante. Me refiero a esas pequeñas cosas como coser un botón (imposible para una persona que tiene un brazo inválido), hacer alguna pequeña compra, acompañarlos al médico...

También hay ancianos que viven sólos en sus domicilios,a veces lejos de sus familiares. También ellos pueden necesitar que les echen una manita.

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