miércoles, 26 de marzo de 2014

La Cartuja de Aula Dei, hoy

    Se encuentra a 15 Kms de Zaragoza, entre los municipios de Montañana y Peñaflor.

    Fue fundada en 1563, bajo el patrocinio de D. Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza y nieto de Fernando el Católico. En el siglo XVIII vive momentos de esplendor y se embellece la iglesia con las pinturas murales de Francisco de Goya y el retablo del altar mayor con esculturas de Ramírez de Arellano. En 1835, con la desamortización de Mendizábal, los cartujos son expulsados. Al desaparecer los religiosos, el edificio es destinado a fines profanos por lo que, debido en parte a las humedades como consecuencia de su proximidad al Gállego y, por otra, la desidia y la falta de sensibilidad artística, provocó la pérdida de parte de las pinturas.

    En 1901vuelve a estar habitada por monjes franceses que se ocupan de retaurar el edificio y las pinturas de Goya. Algunas tuvieron que ser sustituídas porque habían desaparecido totalmente, otras restauradas. Las que se sustituyeron no se pintaron sobre la pared sino en lienzos que después se colocaron en el lugar donde habían estado los frescos de Goya. Se distinguen muy bien por la inferior calidad y diferente estilo.

    En 20011 los pocos monjes cartujos que quedaban se distribuyeron por otros monasterios de la Orden en España, principalmente Burgos y Valencia. Vuelve a quedar vacía la Cartuja pero no quieren que se destine a fines profanos sino que sea un lugar en el que se fomente la vida de oración por lo que se encomienda esta función a la Comunidad Chemin Neuf que viene de Francia a establecerse en la misma. Desde que llegó esta Comunidad ha emprendido obras de restauración y rehabilitación del edificio: tejados, red de aguas, electricidad, calefacción, etc. Todo muy costoso y se lleva a cabo gracias a donativos, entradas para las visitas, venta de algunos artículos en la tienda... Pero todo esto es una gota en un mar de necesidades ya que la restauración y adaptación de edificios antiguos es terriblemente cara. Sólo la renovación de una celda cuesta 40.000 euros.

    Gracias a estas obras hoy se puede acoger en sus instalaciones a familias y otros grupos que vienen a hacer cursillos de vida cristiana. La Comunidad es de ámbito internacional y conviven y comparten experiencias miembros de distintas confesiones dentro del cristianismo: católicos, ortodoxos, protestantes. Se unen para orar en comunión.

    En un principio las mujeres tenían prohibida la entrada en el recinto. Sólo en rarísimas ocasiones podía acceder una mujer. Después se ideó una forma para que también las féminas pudiéramos visitar la iglesia y disfrutar de la contemplación de la obra de Goya. Para que pudieran realizarse visitas sin interferir por ello la vida de clausura de la Comunidad  se facilitó la entrada por la parte posterior, a través de las bodegas llegando hasta la iglesia que era lo único que podía ver el visitante.

    En la actualidad, al no ser una Comunidad de Clausura, la visita es más amplia. Se accede por la puerta principal, franqueando el recinto amurallado que separaba a los cartujos del mundo exterior. Pueden visitarse, además de la Iglesia, la Sala Capitular, el claustro, el Eremitorio o conjunto de las celdas en las que cada monje vivía dedicado a la oración y el trabajo, dentro del más absoluto silencio. También pueden visitarse las pequeñas capillas situadas a lo largo de un corredor en las que los monjes celebraban diariamente la Misa.    

    El visitante queda admirado de la austeridad en la que viven los hijos de San Bruno y, viendo las comodidades de que disfrutan incluso los que consideramos pobres, en nuestro mundo, no podemos dejar de quedar impresionados por esta vida de renuncias y sacrificios voluntariamente elegida.

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