viernes, 22 de mayo de 2015

El románico aragonés

    Los alumnos de la Universidad de la Experiencia, junto con el profesor que nos había impartido la asignatura, realizamos un viaje para visitar "in situ" las obras que del arte románico han quedado en el Pirineo oscense. Dedicamos el día a las visitas del monasterio de Obarra  y de la catedral de Roda de Isábena.

    Primeramente nos dirigimos al monasterio de santa María de Obarra. Para llegar al lugar tuvimos que atravesar el río Isábena por un curioso puente de piedra, reconstrucción de otro que fue destruido por una crecida en 1964.
El nombre de Obarra procede del euskera y significa "hueco"y, efectivamente el monasterio está como en un hueco, al pie de una imponente mole montañosa, muy escarpada.
Se encuentra en la comarca de Ribagorza y se sabe que ya en el siglo IX existía un monasterio benedictino, siendo destruido en 1006, al igual que otros de la zona , por el hijo de Almanzor, Abd-al-Malik en una de sus razzias de castigo a los cristianos. Reconstruido en el siglo XI conoció momentos de esplendor pero después perdió su importancia y en 1076, en tiempos del rey aragonés Sancho Ramírez, se convirtió en priorato dependiente del monasterio de San Victorián. Es de estilo románico lombardo.
Pero hablemos de los constructores, los "magistri comacini". Hay dos teorías sobre estas cuadrillas de trabajadores. Una se refiere a su procedencia, en las inmediaciones del lago Como. Otra es la que se refiere a los medios que utilizaban en la construcción, los más modernos en sus tiempos. Éstos firmaban contratos y dirigían la obra. El románico lombardo es el primer románico aragonés. Proceden de la Lombardía y van siguiendo el camino de Santiago. Emplean el sillarejo, bloques de piedra pequeños, irregulares, manejables, sólo debastados. Es propio de esta arquitectura el tramo lombardo que da estabilidad a la estructura. Construyen, principalmente iglesias de tres naves, sin trasepto, con ábsides de planta semicircular. En la decoración emplean arquillos ciegos y lesenas que van de los arquillos hasta el suelo.Es importante la luz: todo pasa, sólo Dios permanece. Emplean elementos más antiguos que reutilizan para dar prestancia al edificio.

    El edificio del monasterio de Obarra es de planta basilical con tres naves, la del centro de mayor altura. La nave central se cubre en los tres primeros tramos con  bóvedas de arista, separadas con arcos diafragma y el resto con bóveda de cañón, y arcos fajones, en piedra para evitar los incendios. Las naves laterales se cubren con bóvedas de arista. Las bóvedas se apoyan en pilastras cruciformes, quedando bien marcados los tramos. Al exterior , la nave central se cubre con tejado a dos aguas y las laterales a una, todos con lajas de piedra. Las ventanas son estrechas y se cierran con alabastro que deja pasar la luz muy tamizada. El ábside central es muy bello, con arcos profundos que simulan ventanas ciegas, un friso de adornos de celdillas romboidales, puntas de diamante y ventanales, creando una sensación de luces y sombras, cambiante a lo largo del día y de las estaciones.
En el exterior se empezó a construir una torre, que ha quedado sólo a unos tres metros.
La entrada con arco semicircular tiene un capitel visigótico, así como también la sencilla pila bautismal del interior es de esta época. En el presbiterio hay una talla de piedra policromada, del siglo XIV, de la Virgen a la que le falta la mano derecha.
Al lado del monasterio se construyó la casa del Priorato o de los Mur, donde aparece el escudo. Solamente se conservan unos muros semiderruidos y parte de una puerta con dovelas y, encima, una ventana gótica. En una puerta lateral de la iglesia también aparece dicho escudo de la familia.
Muy próxima se encuentra la ermita de San Pablo, del siglo XII, muy sencilla, de una sola nave con bóveda de cañón  y ábside semicircular. El único adorno es un crismón sobre la puerta. Parece ser que se destinaba al servicio de los peregrinos.

    Roda de Isábena está situado en una impresionante altura desde donde se domina una panorámica del Pirineo, con sus picos nevados y el valle del río. Su nombre tiene el significado de centinela avanzado y, eso debía ser, un puesto de vigilancia estratégico por su situación privilegiada.
En 1149 dejó de ser sede episcopal, aunque conservó su título de catedral. En la actualidad es la parroquia del pueblo, dedicada a San Vicente mártir y a San Valero.
En 956 se constituyó en catedral dependiente de Narbona. Al igual que Obarra fue destruida en 1006. Se volvió a reconstruir a finales del siglo XI y en el XII. Se encargó la obra a maestros lombardos pero pronto fueron sustituidos por maestros navarros que construían de manera distinta. El obispo Arnulfo mandó trasladar los restos de San Valero a la catedral y, desde entonces está bajo la advocación de los dos santos.
    Es de planta basilical con tres naves, la central más elevada, con tres ábsides y tramo recto. En el exterior están decorados con arquillos ciegos y lesenas y, entre ellos, estrechos ventanales por los que entra la luz. El ábside norte está reconstruido pues en épocas anteriores fue demolido para construir una sacristía.
La iglesia está dividida en tres tramos, más el tramo recto que precede a los ábsides. La nave central se cubre con bóveda de medio cañón apuntado y arcos fajones y las laterales con bóvedas de aristas. Las bóvedas se apoyan en gruesas pilastras en forma de cruz.
Lo que más llama la atención es la cripta abierta, debajo del presbiterio central, tiene tres naves con bóvedas de aristas. En ella se encuentra el sepulcro del obispo San Ramón -que es quien la mandó construir-, una pieza extraordinaria de arte románico, con relieves en tres de sus lados con pasajes de la vida de Jesús y su madre. Aparece también el santo. Esta cripta está casi al nivel del suelo de la iglesia por lo que se tuvo que elevar el presbiterio y el altar mayor. Seguramente no se pudo excavar por estar debajo la roca.
Tiene otras dos criptas. La de la parte norte se la conoce como Archivo y Sala del Tesoro y tiene unas interesantes pinturas románicas, en las que aparece el Pantocrátor, rodeado de los símbolos de los cuatro evangelistas. A los lados están San Miguel y el demonio pesando las almas y en el lado norte El Bautismo de Jesús. Debajo hay un friso en el que aparecen los meses del año, representados por las faenas del campo.
Esta capilla está destinada a San Valero, cuyos restos están en una preciosa arqueta.

    Por una puerta lateral se accede al claustro de forma trapezoidal, con arcos de medio punto y columnas con capiteles labrados muy sencillos, casi todos con motivos vegetales. En los ángulos como refuerzo de las arquerías, presenta arcos de medio punto.Recorre un friso con ajedrezado jaqués. En el interior de los arcos se encuentran las epigrafías de las personas allí enterradas. El claustro se cubre interiormente con techumbre de madera y al exterior con lajas de piedra.
 En el centro hay un aljibe. En torno al claustro se sitúan las dependencias como el refectorio, sala capitular, dormitorios, enfermería... Se pasa también a la capilla de San Agustín.
   En la entrada de la catedral encontramos una escalinata con un pórtico del siglo XVIII, con arcos rebajados, adornados con bolas y florones. Adosada hay también una torre campanario de la misma época. La portada románica es del siglo XIII, con arcos de medio punto. Las arquivoltas se apoyan en seis columnas alternando gruesas y finas, con capiteles esculpidos en uno de los cuales está San Ramón. El arco exterior está decorado con puntas de diamante.

    Entre los bienes muebles más preciados están los restos de la silla de San Ramón, de estilo nórdico, seguramente un regalo hecho al santo. Fue robada por Eric el Belga, en 1979 y devuelta después troceada (faltan piezas). Se ha reconstruido con piezas de metacrilato. Es una silla de tijera, muy antigua.
Podemos admirar lo que queda de un magnífico retablo de Gabirl Jolie, de 1553 que fue quemado durante la Guerra Civil. Han desaparecido las esculturas, quedando el armazón y las puertas que también se exhiben en otro de los muros.
En el altar mayor hay una talla románica, de San Juan, de madera, muy deteriorada, restos de un antiguo calvario.
Hay que destacar también un órgano del siglo XVIII y el coro situado a los pies de la iglesia, bajo el órgano, separado por una reja.

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