lunes, 4 de enero de 2016

Ruta de la Celestina (Zaragoza)

    Dentro de los Viernes Cultturales que organiza la Universidad Popular de Zaragoza, realizamos La Ruta de la Celestina. Un poco por curiosidad acudí a la cita, pensando qué iba a encontrar en Zaragoza que me recordase la obra de Fernando de Rojas. Si fuera Salamanca... Allí está el Huerto de Calisto y Melibea, junto a la muralla y, todas esas callejuelas del Barrio Chino, con sus burdeles baratos te adentran en la trama de la obra. No es difícil imaginar la época en las postrimerías de la Edad Media. Pero estamos en Zaragoza y vamos a tomar conciencia y rememorar la obra literaria.

    Fernando de Rojas nace en un pueblo toledano. Su familia es de ascendientes judíos, muy de tener en cuenta en la época en que vive  -reinado de los Reyes Católicos. Estudia en Salamanca, la Universidad más prestigiosa de su tiempo y, por esta razón, conociendo la vieja ciudad castellana es muy lógico que sitúe su obra en esos parajes, aunque también podría haberle servido Toledo. No especifica en ningún momento dónde sitúa la acción.

    La Celestina es una novela dialogada; no está escrita para ser representada sino para ser leída en voz alta, como era la costumbre. Fue escrita en los últimos años del siglo XV. Fue prohibida en 1792. Su asunto es amoroso y está escrita con fines didácticos: advertir a los jóvenes que se dejan llevar por las pasiones amorosas, cómo pueden tener un trágico final.

    Es una comedia humanística que rompe con los planteamientos de la Edad Media. Tiene sus antecedentes en la Trotaconventos. La Celestina es un arquetipo y se mueve entre conventos y casas de familias acomodadas. Con la excusa de la venta de baratijas se le permite la entrada. Este personaje es una mujer de edad avanzada, medio bruja y hechicera, que tiene tratos con el diablo. Ejerce las funciones de mediadora de amores clandestinos; elabora pócimas para diversos usos, filtros de amor, realiza conjuros y otros oficios aún más detestables. Siempre le mueve la codicia.
Otros personajes de la obra son  Calisto y Melibea, los jóvenes enamorados, pero no con el amor cortés, vigente en la época medieval si no con un amor pasional, físico. Pleberio y Aisa son los padres de Melibea, familia noble. Pármeno y Sempronio son los criados de Calisto, éste de familia acaudalada pero no de clase noble. Lucrecia es la sirvienta de Melibea, que siente envidia de su ama. No era un oficio apetecido servir a un amo en aquellos tiempos pero era peor para la mujer que pasaba muchos años trabajando sin sueldo y, cuando llegaba la hora del casamiento, por no darle dote era arrojada a la calle con cualquier pretexto o calumnia.

    Se atribuye a Fernando de Rojas. Según el autor, se encontró unos papeles ya escritos y él continuó la obra. Puede ser un recurso literario pero sí es cierto que el primer acto presenta diferencias con el resto de la obra.  Ha tenido diferentes títulos a lo largo de la historia. El "Manuscrito de Palacio" se conserva en la Biblioteca Nacional y parece ser anterior a la obra publicada. De La Comedia de Calisto y Melibea se conservan tres ejemplares, uno de ellos publicado en Burgos en 1499. Con el nombre de Tragicomedia de Calisto y Melibea se conoce la segunda versión impresa. La edición más antigua que se conoce es de Jorge Coci, en Zaragoza, de 1507. Actualmente ha quedado con el nombre de La Celestina, como se la conoce universalmente.

    En cuanto a su estructura tiene un prólogo, en el que se conocen Calisto y Melibea, en el huerto de la joven cuando Calisto entra persiguiendo un halcón que se le había extraviado.
En la primera parte Calisto recurre a las malas artes de Celestina para conseguir el amor de Melibea. a cambio de una remuneración económica. Los criados, llevados de la codicia, quieren parte del botín y, al negarse la  la vieja, la asesinan. La justicia atrapa a los asesinos.y son ejecutados en la plaza pública, para escarmiento de la población. Tiene lugar la primera noche de amor de Calisto y Melibea.
En la segunda parte tiene lugar la segunda noche de amor. Calisto, al oír alboroto.en la calle intenta saltar el muro del jardín y se despeña, muriendo de forma poco gloriosa. Al ver la desgracia y su situación, perdida la honra, Melibea se suicida. La madre, viendo a la hija muerta, fallece de la impresión. Sólo queda Pleberio que se lamenta de la triste suerte de su familia.

    Veamos ahora el recorrido que hicimos por el Casco antiguo de la ciudad. La cita tuvo lugar en la recoleta plaza de San Felipe. Allí vimos el Torreón de Fortea, un palacete de la época, de cuatro plantas, con ventanales góticos, alero saledizo pero poco historiado. El altillo con ventanales de arco de medio punto. Presenta una torrecilla. En la fachada escudos de Aragón y Zaragoza.
En la misma plaza estaba la Torre Nueva, torre mudéjar, con reloj que marcaba la hora para todos los zaragozanos. Tuvo gran importancia en la guerra de la Independencia, como torre vigía. Fue demolida porque, al parecer estaba inclinada y molestaba a los de la Casa Fortea. Ha quedado en el pavimento el octógono de su planta.
También en esta pequeña plaza está el Palacio de Argillo, antes de Villaverde, en el que se ubica el museo de Pablo Gargallo. Lo que más impresiona de esta construcción es el alero de madera muy labrada. La puerta es un arco de medio punto, en piedra de Calatorao. En el interior tiene un patio cuadrangular, con columnas. La galería baja, arquitrabada y la superior con arcos de medio punto. El voladizo está muy decorado. El palco está decorado con los signos del zodiaco, muy propio del Renacimiento. Vimos también una escultura representando el amor.
Por la calle del Temple llegamos a la iglesia de Santa Isabel, del siglo XVII, con fachada barroca y en la misma el escudo de Aragón y hornacinas con santos y figuras monstruosas. En esta plaza hay un monumento a los cofrades, pues desde este templo salen las procesiones en Semana Santa con los nazarenos.
Desde allí nos dirigimos hacia el Mercado Central, lugar donde tradicionalmente se celebraban los mercados, entonces al aire libre o aprovechando los soportales de las casas limítrofes. Allí fue ajusticiado Juan de Lanuza, recordando el hecho un sencillo monumento. En esta plaza se ajusticiaba a los reos.
Pasando por el lugar donde se hallaría la puerta de Toledo de la muralla, llegamos a San Juan de los Panetes. Tiene una torre inclinada con seis cuerpos por encima del tejado. Por estos lares estaba situado el barrio del Tejar, -fuera de los barrios nobles de la ciudad-, donde se ubicaban los prostíbulos.
Desde aquí siguiendo la Plaza de las Catedrales, llegamos a la Basílica del Pilar y contemplamos el retablo del altar mayor, obra salida de las manos del valenciano Damián Forment. Es una obra esculpida en alabastro, policromada, obra de gran relieve. Es de hechura renacentista y representa a la Asunción de María. Sus esculturas nos muestran la vida de María en relación con la Pasión de su Hijo, asociándola a la obra redentora. La Virgen es el Modelo para la mujer, la llena de gracia, en oposición a la mujer pecadora -Eva.
Terminamos el recorrido en el palacio renacentista de Montemuzo. Entramos en el patio que presenta una decoración que rompe con la tradición medieval.

    En cada uno de los lugares visitados se leían pasajes alusivos de La Celestina o bien se nos mostraban planos o grabados de la época para que nos situáramos en los tiempos pretéritos, en los que tiene lugar la trama de la obra literaria, para poder comprender mejor cuales eran las costumbres y cómo vivían aquellas gentes en el paso de la Edad Media a la Edad Moderna.



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