lunes, 12 de marzo de 2012

Museo Camón Aznar



El Palacio de los Pardo es un edificio renacentista, del siglo XVI, como otros muchos, existentes en el casco antiguo de la ciudad. Fue construido en una época de bonanza económica por un mercader aragonés, Jerónimo de Cosida. De su hechura original, sólo se conserva el exterior y el clásico patio central, con sus columnas y adornos de grotescos y medallones de yeso en las galerías.

Como todos los palacios de esta época, tenía cuatro plantas. En el sótano, que era destinado a las bodegas, se conservan los arcos y bóvedas de ladrillo. Hoy es una Sala de Conferencias.

La planta baja se destinaba a las cocinas, cuadras y viviendas del personal de servicio. Por la enorme puerta penetraban hasta el patio las caballerías y carruajes.

Por una amplia escalera se accede a la planta noble de la casa que era habitada por los miembros de la familia. Todas las habitaciones daban al corredor que rodea el patio. En su tiempo quedaba a cielo abierto. Hoy está cubierto por cristaleras que dejan pasar la luz, pero no la lluvia.

En la última planta estaban los graneros.


Este palacio estaba ocupado por la fábrica y exposición de "Muebles Moliner", hasta que fue adquirido por IBERCAJA, que lo restauró y lo reformó, dedicándolo, en un principio, a exponer la colección de Don José Camón Aznar. Con motivo de la Exposición Internacional de 2008, y, una vez adquirida la totalidad del inmueble, se hizo una remodelación, modernizándolo y destinándolo a albergar buena parte de la obra de Goya, en Zaragoza. Se exhiben 244 grabados, junto con otras obras del pintor y de sus contemporáneos, como Bayeu y Maella. Las obras están ordenadas cronológicamente.


En la primera planta se puede ver una serie de pintura y escultura de los siglos XV al XVIII.

En el Salón Dorado -lo mejor del palacio- podemos admirar los Goyas de IBERCAJA y La Sociedad de Amigos del País que anteriormente estaban distribuidos por diferentes despachos de estas entidades. Hay un autorretrato de un Goya, muy joven, retratos de la reina María Luisa de Parma, de Don Félix de Azara, el boceto para la pintura del Coreto del Pilar, otro boceto, también, del cuadro "La carga de los mamelucos", y otras obras de motivos religiosos.

En la segunda planta se encuentran expuestos, bajo una luz difusa - para que el papel no se dañe y llegue a amarillear -, la colección de grabados "Los caprichos", "Los disparates", "Los desastres de la guerra", "La Tauromaquia" y las litografías de "Los toros de Burdeos",últimas de sus obras, ya en Francia, donde aprendió esta técnica.

En la última planta se exhiben obras de pintores de los siglos XIX y XX; entre ellos Rosales, Francisco Pradilla, Benjamín Palencia, Barjola, Viola, etc.


Realizamos la visita un grupo de la Universidad de la Experiencia, organizada por la Asociación de Alumnos. La guía nos fue explicando el contenido del Museo, así como las técnicas del aguafuerte de los grabados, a partir de una placa de cobre, donde se realiza el dibujo, con buriles, introduciéndola después en ácido nítrico, para "morder" el grabado. Es un trabajo muy minucioso y complicado, que exige mucha destreza y tesón hasta conseguir los tonos deseados, introduciendo en el líquido la placa todas las veces que sean necesarias, hasta obtener el color preciso. También nos explicó la técnica del aguatinta, para los fondos.

Estas técnicas tienen una gran ventaja y es que, una vez preparadas las planchas, se pueden obtener todas las reproducciones que se quieran . Es una forma de que el arte llegue a más personas, para su disfrute, y no sólo a la nobleza, o la clase muy acomodada, que eran quienes encargabn los cuadros. Por otra parte, era su obra más espontánea, sus caprichos, donde se expresa con mayor libertad.

Goya fue un gran trabajador hasta su muerte, experimentando continuamente. "Aún aprendo".

Es un ejemplo para todos, pero más para las personas mayores.

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