lunes, 23 de abril de 2012

La Biblioteca Nacional de España



Después de comer en el histórico Café Gijón, el grupo, nos dirigimos a la cercana Biblioteca Nacional, objetivo principal del viaje. Realizamos una visita guiada, muy interesante, en la que aprendimos, "in situ", muchas cosas de nuestros amigos los libros.


La Biblioteca Nacional es un Organismo Autónomo en el que se hallan depositados todos los fondos bibliográficos. Contiene más de 28 millones de publicaciones, entre libros, revistas, periódicos, comics, cromos, postales, carteles, folletos, dibujos, partituras musicales, mapas, grabados. etc. Todo está catalogado y ordenado. Hay salas de lectura para el público, en general. pero hay fondos que, por su valor, están reservados a los investigadores, debidamente acreditados. Pese a ser tan grande, se ha quedado pequeña y ha necesitado de otra sede en Alcalá de Henares. Gracias a las nuevas tecnologías, podemos tener acceso a sus fondos, desde nuestros hogares, a través de la web. El edificio está en el Paseo de Recoletos de Madrid.


Su fundación se debe a un decreto de Felipe IV, a instancias de su confesor. Este decreto se firmó el 27 de diciembre de 1711, abriendo sus puertas, como Biblioteca Real, el 1 de marzo de 1712. Se han cumplido, por tanto, 300 años desde su fundación. Esta efemérides se está conmemorando con multitud de exposiciones y diversos actos.

Los fondos consistían en colecciones privadas de los reyes Felipe IV y Felipe V, que trajo de Francia casi 7000 volúmenes. Estos fondos se vieron aumentados con la incautación de las bibliotecas privadas de los nobles partidarios del pretendiente austriaco a la Corana de España en la guerra de Sucesión. Después se han ido incrementando con los fondos de los monasterios, que han ido desapareciendo con las sucesivas desamortizaciones; la última, en tiempos de la II República y la Guerra Civil, con los de las catedrales de Ávila y Toledo.

Desde un principio, se ordenó a los impresores que de cada publicación tenían que depositar un ejemplar en la Biblioteca Nacional.

En un principio, estuvo ubicada en un pasadizo entre el convento de la Encarnación y los Reales Alcázares, pero no reunía condiciones, por su humedad. Fue cambiando de lugar hasta que Isabel II mandó construir el edificio de su actual emplazamiento. Las obras empezaron en 1846, sobre planos del arquitecto Francisco Jarreño pero, por falta de fondos, tuvieron que suspenderse. Lo terminó Antonio Ruiz Salces. En 1892 sirve para conmemorar el Iv Centenario del Descubrimiento de América, abriéndose al público la Biblioteca en 1896.


Es un amplio edificio, de estilo neoclásico. En la fachada de Recoletos tiene una amplia escalinata con las estatuas de: San Isidoro, sentado, con Las Etimologías en sus manos, destacándose más la sabiduría que la santidad; del otro lado está Alfonso X, el Sabio; junto a las puertas encontramos, de izquierda a derecha, en pie, Antonio de Nebrija, Luis Vives, Lope de Vega y Cervantes. Encima de las puertas hay 11 medallones que representan al Padre Mariana, Fray Luis de León, Quevedo, Calderón, Garcilaso, Diego Hurtado de Mendoza, Arias Montano, Santa Teresa de Jesús, Tirso de Molina, Nicolás Antonio y Antonio Agustín. El frontón es obra de Querol y se encuentra rematado por tres figuras que representan el Genio, el Estudio y, en el vértice, una joven con una corona, representando a España, al pie de la cual hay un león que simboliza a Castilla. En el interior del triángulo, en el centro, está representada la paz, rompiendo una espada, y, a los lados, representaciones de las artes y las ciencias. En el interior, al traspasar las puertas vemos unas esculturas de la reina Isabel II y de su esposo Don Francisco de Asís. En las salas, contemplamos retratos de personajes de las Letras españolas.


Empezamos la visita, contemplando la exposición, de la evolución, a través de los siglos, de la escritura y sus soportes materiales. Pudimos contemplar escritos en tablas, placas de metal, papiros, pergaminos, hasta el papel. Nos explicaron las ventajas e inconvenientes de cada uno de los medios y cómo el hombre ha ido desarrollando nuevas técnicas que han facilitado la difusión de la cultura y la importancia de la imprenta.

El libro más antiguo que se conserva es el códice de Mentz, un manuscrito de Astrología del siglo X. De los libros impresos, el más antiguo es el Catholicón de Johannes Balbus, de 1460, salido de la imprenta de Gutemberg.

Pudimos ver distintos facsímiles de Libros de Horas, Oraciones, etc, en los que se aprecia la callada labor de los monjes de la Edad Media, en sus escritorios, copiando los textos antiguos, y los ilustradores, dibujando esas maravillosas miniaturas. También vimos el manuscrito del Cantar de Mío Cid. Todo son copias, pues los originales no pueden exponerse al público, por razones obvias. Contemplamos también dibujos de Leonardo da Vinci, grabados de Velázquez y Goya, expuestos en las vitrinas.

En cuanto a los signos y códigos lingüísticos, nos enseñaron jeroglíficos, ideogramas, distintos tipos de escritura hasta llegar al alfabeto fenicio que utilizamos nosotros.

Contemplamos, en las vitrinas curiosos objetos antiguos, relacionados con la escritura y la música; métodos para preparar el soporte de la escritura, distintas formas de fabricar papel y de encuadernación de libros, primeras imprentas, fonógrafos y otros artilugios muy interesantes.

Una labor muy importante es la restauración de los libros que, a través del tiempo, se van deteriorando. Estos trabajos pudimos verlos en los audiovisuales que se muestran en las salas.

Pasamos también por las Salas de Lectura y nos enseñaron los sistemas que siguen en el uso de los libros por parte de los lectores.


Resultó una visita muy interesante, terminando todos cansados del ajetreo del día pero sumamente satisfechos por todo cuanto vimos y por la organización de la excursión. Llegamos a Zaragoza, bien entrada la noche, deseosos de descanso pero animados, si se tercia, a realizar alguna otra salida.

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