Farenheit 451 es una novela de ciencia ficción. Su autor, Ray Bradbury la escribió en 1953 en Estados Unidos cuando ya la televisión había adquirido bastante auge entre las masas con los programas que hoy denominamos como "telebasura". La "caja tonta" tenía gran influencia en la sociedad americana como hoy la tiene en el mundo globalizado donde tanta gente vivr pegado a la pequeña pantalla olvidándose de otras distraciones que nos aportan otros bienes culturales, como la lectura.
A Bradbury le llevó a escribir este libro, un tanto profético, el hecho de comtemplar, en uno de sus paseos, cómo una señora que estaba con su marido y el perro, iba con unos cascos puestos, aislándose de todo lo que ocurría a su alrededor.
Ray Bradbury nace en un pueblo de Illinois, en 1920. Durante la Gran Depresión se traslada con su familia a Los Ángeles, donde se gradúa. Por problemas económicos no asiste a la universidad por lo que, en gran medida, es autodidacta. Frecuentaba mucho las bibliotecas. Tuvo distintos trabajos, a la vez que colaboraba en revistas, hasta que en 1943 se convirtió en escritor profesional. Sus obras más conocidas son Crónicas Marcianas y Farenheit 451. En 1988 fue nombrado Gran Maestro Nebula, el más prestigioso premio de Ciencia Ficción que otorga su país.
La acción de la novela transcurre en un lugar indeterminado de los Estados Unidos, donde un estado totalitario pretende mantener a los ciudadanos en estado de ignorancia, justificando tal actitud en aras de una falsa felicidad. Para conseguir estos fines hay que evitar que los hombres piensen, por lo que los libros son un estorbo y hay que eliminarlos mediante el fuego. Así los bomberos en lugar de dedicarse a apagar fuegos son los encargados de provocarlos allá donde el Sabueso Mecánico detecta que existe alguno.
El protagonista, Montag, es un bombero que al conocer a Clarisse, una chica distinta, le hace cambiar en sus planteamientos. Influye también en su decisión el hecho de que una anciana a la que iban a quemar su biblioteca, prefiriese inmolarse ella misma en las llamas.
Busca ayuda en el profesor Faber, que permanece escondido, cobarde, con miedo. Al ver que el bombero está decidido a luchar se compromete con él. Montag, después de haber dado muerte a su capitán tiene que salir huyendo de la ciudad, perseguido por toda la policía y el Sabueso. Consigue burlar el cerco, atravesando el río, llegando a unas colinas donde se refugian los hombres-libro. Estos eran muchos intelectuales que, perseguidos, habían tenido que huir también de la ciudad guardando en sus memorias el tesoro de los libros para que no desapareciese la cultura, en espera de tiempos mejores en que puedan volverse a editar.
Hay una guerra atómica que hace volar la ciudad dando origen a otra era.
El autor nos presenta en la novela un modelo de sociedad indeseable en sí misma, falsamente feliz, con una felicidad basada en el vacío interior y la falta de valores éticos. Todo se centra en la actividad y la diversión, no dejando tiempo para pensar y reflexionar. No interesa a los poderes públicos que el ciudadano se haga preguntas, tales como el por qué de las cosas, Aquel que se permite pensar por sí mismo es un elemento antosocial y hay que eliminarlo. Para que esto no suceda es necesario suprimir todo aquello que pueda fomentar el conocimiento: los libros. Por eso se persigue a los que aún los conservan y se queman todos los que encuentran, recurriendo a la delación. Los mismos vecinos y familiares loe denuncian porque están fuera de las líneas de conducta trazadas por la superioridad. La sociedad lleva una vida rutinaria, sin alicientes, viven en el temor y nadie se preocupa de los demás. Impera el egoísmo más brutal, donde la vida humana carece de valor.
A este estado de cosas se ha llegado de forma progresiva sin que nadie tuviera que imponerlo. La misma sociedad ha ido abandonando la curiosidad por el saber, sustituyéndolo por los enormes paneles televisivos "las familias" y los machacones anuncios publicitarios en lugares públicos.
Bradbury imaginó una sociedad ficticia pero posible. Es una advertencia que debería hacernos reflexionar pues, actualmente, se dan muchos de los parámetros que denuncia en su obra, y ver hacia dónde nos dirigimos.
Las pantallas de televisión son cada día de mayor tamaño y, aunque la familia está reúnida en torno a ellas, ciertamente se produce una incomunicación: es más importante lo que en ellas aparece que lo que cualquier miembro pueda exponer.
En las Comunidades de vecinos el aislamiento es total, nadie conoce al vecino que tiene al lado ni sabe de sus necesidades materiales o de índole social. De vez en cuando salta la noticia de la muerte de un anciano que vivía solo y de la que se enteran los vecinos cuando ya el olor del cadavér se hacía insoportable. Nadie le había echado en falta.
Vemos, sobre todo, a los jóvenes que andan por la calle con los cascos puestos, ajenos a todo cuanto les rodea.
Afortunadamente los libros, aunque cambien de forma, parece que no están en vías de extinción. Sería horrible una sociedad sin libros. No la puedo imaginar. Esta novela me ha hecho pensar.
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