martes, 17 de mayo de 2011

El Teatro Principal

Visita organizada por la Universidad Popular de Zaragoza al Teatro Principal.

Un poco de historia.
Ya desde la época romana, Zaragoza contó con un teatro cuyo aforo era de 6.000 localidades, para una población de 18.000 almas. Sus ruinas pueden visitarse en la calle Verónica (detrás del actual Teatro Municipal).
Durante el Renacimiento existía el Corral de Comedias, anexo al antiguo Hospital de Nuestra Señora de Gracia, hospital que fue destruido durante Los Sitios. El teatro quedaba en lo que hoy es el Banco de España. En 1778 el edificio fue arruinado por un incendio, en el que murieron 77 personas. Fue una tragedia para la ciudad, por lo que durante un tiempo quedaron prohibidas las representaciones teatrales. Pero después, a petición de la población, se pensó en construir un nuevo teatro, que no estuviese adosado a ningún otro edificio.

El actual Teatro Principal fue construido en un solar, casi frente al antiguo y fue inaugurado en 1799. El arquitecto, el zaragozano Agustín Sanz y desde entonces todos los artistas que han intervenido en la decoración y reformas que se han llevado a cabo, han sido siempre de la tierra.
Durante los siglos XIX y XX, pasan por su escenario las más importantes compañías de Ópera, Ballet y teatro del momento.

Ha sufrido varias reformas importantes. La primera en 1858 se debe a José Yarza. Ricardo Magdalena, importante arquitecto municipal, lleva a cabo la más importante en 1870, a inspiración del teatro la Scala, de Milán. Suya es la fachada posterior y la decoración ecléptica del techo de la sala, la embocadura del escenario y adornos de los palcos. Toda esta decoración al gusto oriental (egipcio) y romántico del momento, con hojas de palma, artesonados neomudéjares y pinturas sobre lienzo, alusivas al teatro griego, con máscaras y el anagrama del teatro en la parte superior del escenario. Tiene cuatro pisos de palcos, en el primero de los cuales se encuentra el de Autoridades.
Hay que destacar el telón, obra del pintor Marcelino Unceta, representando el Templo de la Fama. En el centro aparece la Inmortalidad y a ambos lados, la Tragedia y la Comedia. A los lados de los escalones tenemos, a la izquierda, los autores y, a la derecha, los actores. Entre ambos, en el centro, un libro, texto escrito, nexo de los dos.
Entre 1937 y 1940, tiene lugar otra reforma, de Borobio, al que se debe el elegante Vestíbulo, de planta cuadrada, con dos alturas, la de arriba rodeada de una balconada, muy de sociedad, desde donde se ve toda la planta baja. Hay un mural de estilo vanguardista que simboliza a Zaragoza.
Los muebles son de Los Certales, con el anagrama del teatro. Existe un Salón de Te, hoy convertido en bar, del que hacían uso los asistentes a las representaciones, durante los descansos.
Recientemente ha sufrido otra reforma, fundamentalmente para dotar al edificio de las modernas medidas de seguridad (escaleras de emergencia, puertas cortafuegos,etc). Con esta reforma se ha dotado de nuevos camerinos. En la planta inferior para los actores principales y en las otras, para los de reparto. En esta zona, que queda detrás del escenario, hay un mural de Jorge Gay, que simboliza la realidad y la ficción. Podemos contemplar también, sobre unas columnas, cuatro esculturas de Francisco Rallo.
También pudimos ver los sistemas de la tramoya, con una serie de barras, colocadas a 18 metros del escenario y que, mediante motores suben y bajan los distintos decorados y luces, según requiera la obra en escena. Hay otro sistema manual, por medio de cuerdas y contrapesos.
Ya en el escenario nos enseñaron las bambalinas y otros tipos de telones que se utilizan para adaptarlo a las medidas que exija la escena.

Fue una visita muy instructiva, pues dos amables señoritas nos enseñaron todos los entresijos teatrales, todo aquello que el espectador no puede contemplar cuando acude a presenciar una representación.

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