sábado, 5 de noviembre de 2011

Réquiem por un campesino español

Ramón J. Sender, nace en Chalamera de Cinca (Huesca) en 1901 y muere en San Diego (Estados Unidos) en 1982.
De familia acomodada, vivió en diversas poblaciones de Aragón durante su infancia, debido al trabajo de su padre, que era secretario de Ayuntamiento. Nunca se llevó bien con su progenitor, por la rigidez y autoritarismo de éste. A los 17 años se trasladó a Madrid, sin dinero, durmiendo al raso en un banco del Retiro. Allí comenzó su carrera literaria, escribiendo cuentos y colaborando en diversos periódicos. Empezó a estudiar Filosofía y Letras, pero tuvo que abandonar estos estudios por no poder compatibilizarlos con su trabajo. Vuelve a Huesca, obligado por su padre. Tiene que alistarse en la Guerra de Marruecos. Esta experiencia le servirá para escribir Imán, novela que tiene gran éxito.

Milita políticamente en el anarquismo, lo que le llevará a la cárcel, durante la Dictadura de Primo de Rivera. La Guerra Civil le sorprendió en Los Ángeles de San Rafael ( Segovia), pero, de forma arriesgada, consiguió cruzar las líneas y unirse al bando republicano. Después de un tiempo, fue enviado a Estados Unidos y después a París, como propagandista. Al terminar la contienda se exilió en Méjico, pasando después a Estados Unidos, ejerciendo como profesor de Literatura, en la Universidad de San Diego.

Su producción literaria es muy extensa, siendo uno de los mejores novelistas del exilio.
Hay que destacar su obra "Crónica del alba", que tiene mucho de autobiografía. Pepe Garcés, son el segundo nombre y apellido del escritor. Ha sido llevada a la pequeña pantalla.

Réquiem por un campesino español, fue publicada en Méjico, en 1953, con el título de Mosén Millán, cambíandolo por el actual en 1960. Fue publicada en Méjico por los problemas de la censura en España.
Los personajes de la novela son:
-Paco, el del Molino y Mosén Millán, los verdaderos protagonistas.
-Don Valeriano, terrateniente y administrador del Duque. Es de derechas.
-Don Gumersindo, otro ricacho del pueblo. También de derechas.
-Don Cástulo, también de clase acomodada. Políticamente, nada entre dos aguas, al sol que más calienta.
-La Jerónima, partera y saludadora, anda siempre con chismes y procacidades.
-El zapatero, librepensador, amigo de Paco está siempre en contra de quien gobierna.
-Los padres de Paco y Águeda, su mujer.

La acción se desarrolla en un pueblo de Aragón, en la raya de Lérida, donde la gente mezcla el castellano con el catalán en su habla.
La vida de Paco, hombre honrado, idealista y coherente, va pasando, a través de los recuerdos de Mosén Millán, un año después de su muerte, mientras, vestido para la liturgia, espera en la sacristía a los vecinos del pueblo, que no han de acudir. Sólo los tres ricachos, enemigos de Paco, que intentan abonar el estipendio, cada uno por su propia cuenta.
Esta vida es una síntesis de toda la guerra civil, donde las gentes del pueblo, que se consideraban revolucionarias, sólo defendían sus derechos frente al feudalismo, ya caduco, de los intereses del Duque, dueño de los montes donde pastaba el ganado y que no había ido nunca por el pueblo.
Es un relato sobrio y sencillo, pero profundo. Nos muestra las dos ideologías enfrentadas en la contienda.
Paco, el protagonista es un antihéroe, idealista y comprometido, a quien el párroco ha bautizado, ha casado y, al final tiene que darle los últimos sacramentos y presenciar su ejecución, de la que él, de alguna manera, es responsable. Esta responsabilidad por haberlo delatado, le supone una terrible carga moral, que sale a flote en esa espera, en la que va recordando todos los pormenores de la vida de Paco.

Mosén Millán simboliza la postura de la Iglesia Católica, en la guerra y preguerra y es una dura crítica al papel que jugó, de parte del bando nacional. Mosén Millán predica la resignación frente al problema de la pobreza y la injusticia, sin comprometerse, ni colocarse al lado de los que las sufren. Pide incluso a Paco que se resigne y acepte su muerte, a sabiendas de que es inocente.
Hay otro símbolo, la libertad, personificada por el potro de Paco que, después de su muerte, campa suelto por todo el pueblo, incluso se introduce en la iglesia, mientras esperan que acudan los vecinos, amigos del difunto, que nunca llegan.
El episodio de las cuevas, cuando Paquito, monaguillo, acompaña al cura a llevar la Extremaunción a un moribundo, en medio de la miseria, sin agua, ni luz, ni fuego, parece ser un recuerdo autobiográfico que le marcó al autor.
Es una pequeña obra en cuanto a extensión, pero grande por su contenido. Nos muestra las injusticias, la traición y el remordimiento por la deslealtad hacia el amigo.

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